❄️ Lloviznas ❄️

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La mejilla arde como el mismo infierno

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La mejilla arde como el mismo infierno. El dolor se mezcla con la comezón creada por la fricción de la fuerza de la mano de Aarón al ser golpeado contra mi mejilla izquierda.

Es mi culpa. No debí contradecir nada de lo que él dijo, pero no pude evitarlo. Mi corazón se estruja con tan solo recordar sus crueles palabras.

-Primero tu padre, luego Sawyer y ahora Kirian. No te cansas de arruinar vidas, ¿verdad, Marck?

Las crudas, pero certeras, verdades de Aarón, rodean mi cabeza haciéndome olvidar por completo el helado frío que estoy sintiendo. Tengo la cabeza dando vueltas, ni siquiera me di cuenta de que ya estaba de vuelta en casa, me siento exhausto, dolido y con ganas de desaparecer de este sitio.

Pero claro, esto es imposible. Jamás seré liberado, mucho menos si tengo a este demonio "protegiéndome".

-Mejor iré a ducharme antes de irnos de compras, ¿te parece?

Consulto en voz alta llamando la atención de Aarón, el cual estaba enviando mensajes por su celular con el ceño fruncido.

-Aja, te espero aquí. No tardes.

Me responde distraído, concentrado por completo en el móvil, lo cual es ciertamente reconfortante para mí. No podría volver a ver esos intensos ojos con todos esos sentimientos negativos.

Eso es demasiado para mí.

Subo las escaleras lo más rápido que puedo, sintiéndome pesado y cansado. Notando como la piel se me eriza, y está lanza miles de escalofríos por todo mi cuerpo. Me estoy enfermando, genial. En verdad hoy no es mi día.

O mi semana.

O mi año.

O mi puta vida, en resumen.

Sigo subiendo, llegando por fin al enorme pasillo con las puertas de todas las habitaciones. Aunque voy distraído mirando el suelo, pensando en cómo salirme de este problema. En cómo haré para que Aarón no me golpee, y en lo que haré con el delincuente de mi amigo al momento en el que pase por mi ventana. Porque es obvio que no puede ser visto por nadie, mucho menos por ese horrendo ser llamado Aarón Lightwood.

-¿Pasa algo?

-¡Ah!

Me tapo la boca con ambas manos para tragarme el enorme grito y susto que este maldito neandertal me ha causado al hablar y aparecer de la nada.

-¿Qué pasa?

Lo observo, está frente mío con ambos brazos cruzados, con sus cejas marrones hundidas y con su labio fruncido.

-Nada, déjame en paz-demando ocultando mi golpe, mirando hacia otro lado e intentando pasar por su lado como si nada.

-Mírame-su mano me toma el mentón por la fuerza, obligándome a verlo de frente. Puedo sentir como su mirada me taladra la cabeza.

Entre Caminantes [+18] COMPLETA ✔️ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora