Estás a punto de entrar a tu peor pesadilla, así que ten cuidado y no te fíes de nadie. No olvides que solo hay una forma de salir de aquí y es siendo un sacrificio para la Bestia, el demonio que maldijo el pueblo.
La locura en este sitio es de lo...
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Todos comen sin ningún problema, al parecer ya se han olvidado del momento incómodo de hace rato.
Por mi parte intento disimular el rugido que hace mi estómago vacío al ver y oler la comida que pusieron frente a mí, tomando la cuchara gris brillante mientras veo de cerca aquel guisado extraño. Lo olfateo y el olor semi picante cosquillea mi nariz.
No me inspira confianza, pero mierda que tengo hambre y ya no me importa si es una piedra o un guisado de dudosa procedencia lo que tengo frente mío.
El primer bocado es dudoso, lo saboreo con cautela, ya en el segundo comienzo a saborear su agridulce sabor, aunque después de ese bocado no logré contenerme. Comienzo como un maldito cerdo, metiendo la cuchara en mi boca por completo hasta terminar mi plato en segundos.
-Mamá, el vagabundo se ha comido toda la comida.
"Susurra" la niña al lado mío. De inmediato todos los ojos recaen en mí y para intentar pasar la vergüenza tomo una servilleta que está al lado del plato vacío para limpiar sutilmente mi boca.
Alicia frunce el ceño, pero igual sonríe confusa.
-¿Quieres más?
-No.
Contengo las ganas de decir que sí.
-Pero si se ha comida hasta las sobras del perro.- se burla el idiota situado al frente de ella.
-Tengo que alimentar bien mi cuerpo, no quiero terminar igual que tú- apoyo un codo en la mesa, presumiendo los músculos que ni yo sabía que tenía.
-Engreído de mierda.- sonrío al verlo claramente enojado-. Solo admite que eres un sin techo, muerto de hambre, que vive en el bosque.
La sonrisa se encoge al oírle, mientras que la del rubio se engancha con velocidad.
-¡Marck, detente!-el grito que pega Alicia provoca un saldo del tartamudo y también hace que el rubio bufe con molestia.
Un nuevo silencio es creado y Alicia lanza miradas de advertencias que no se molesta en ocultar, mientras que Marck las esquiva furtivamente mirando al lado contrario.
-Entonces... ¿Aparecí de la nada aquí?- la mujer me observa detenidamente sin decir nada, pero su mirada en mis ojos.
-¿En serio no recuerdas nada, Kirian?- niego con la cabeza- Ya veo.
No dice más, se levanta de su silla con la atenta mirada de todos los presentes en ella, aunque Alicia solo me mira a mí.
-Vayamos a la estación de policía, ahí podrán dar tu declaración y nosotros diremos el cómo te encontramos- noto que es más una orden que una propuesta, por lo que no me molesto en responder. Antes de que uno de nosotros logremos procesar algo, Alice nos sonríe y se retira de la sala.
-Esto es una mierda...-el rubio se desordena el cabello y luego comienza a juntar los platos sucios, apenas su madre se retira-¡Ey, tú! Comienza a limpiar la puta mesa, que aquí todos tenemos que ayudar.