Capítulo 14 parte B

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Sus cartas ya las había depositado; y Terry hablaba con el encargado de la oficina de correos.

Viéndose a este último asentir con la cabeza, el actor volvió su atención a Candy para pedirle fuera a su lado.

Presta, ella acudió. Y volviéndose a tomar de las manos, los jóvenes siguieron al funcionario que los llevaba con un empleado para que éste se hiciera cargo de atenderlos.

La única silla disponible que había frente a ellos fue concedida a la rubia, la cual en silencio permanecería para observar la manipulación del telégrafo, en aquel entonces una maravilla para los medios de comunicación submarina. La otra era el teléfono y así como éste, del otro lado ya había alguien interpretando el código morse en un mensaje que pronto sería entregado.

El abogado del Duque de Granchester hacía su arribo al establecimiento londinense. Y saber que había respuesta, lo hizo decir:

— Pregunte si el que envía está presente.

Entre constantes golpes y pitidos largos y cortos se acató la orden. Pero ésta para ser recibida, fue pronto. Lo que no fue: la entrega ya que Terry y Candy estaban saliendo del lugar.

Apresurado, el telegrafista abandonó su asiento; y antes de que la puerta se cerrara por completo Terence escuchó su nombre.

Para atender, el actor se volvió; y miró al empleado que le hacía señal de tener algo para él. Intrigado, Greum pidió la atención de Candy; y ésta no vaciló en ingresar de nuevo al establecimiento gubernamental.

Con inquietudes y en silencio los dos jóvenes volvieron a su previa posición, observando nuevamente al empleado que hacía la debida interpretación, no habiendo necesidad de preguntar qué se decía ya que lo que se iba escribiendo lo iban leyendo.

Duque de Granchester grave.

Su presencia y la de su madre indispensable.

Posiblemente a su llegada, él ya haya partido.

— ¡Dios! — expresó con miedo la pobre de Candy quien presta tomó la mano más próxima, pero volteando a ver a quien un ceño fruncía y pedía corroboración:

— ¿Es todo?

— Sí — respondió el empleado jalando una larga tira que contenía puntos, guiones y espacios.

— ¿Puede responderle?

— Por supuesto. ¿Qué será?

— ¿Qué tan grave es? ¿qué es lo que tiene el Duque de Granchester? ¿por qué es importante mi presencia, pero sobretodo... la de mi madre?

— Terry... – la rubia lo llamó; ya que a su parecer era obvio. Era necesario extender un perdón y...

El gesto desconcertado del guapo actor consiguió que la joven enfermera —sin saber que en el colegio hubo tenido la oportunidad de conocer al padre de Terry debido a un choque de cuerpos— se pusiera de pie para abrazarlo y decirle:

— Lo siento.

— Yo...

Él honestamente no sabía qué sentir. Había tanto rencor en su corazón hacia aquel hombre que... saberlo en peligro lo turbó. Mayormente el que estuviera solicitando a su madre, mujer que no amaba más por haberla declarado como historia pasada.

— ¿Estás bien? — Candy lo cuestionó para sacarlo de su letargo; además en ese momento recibían otra larga tira que decía:

Ataque a corazón.

DESDE QUE PERDÍ TU AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora