Aparecidos en el horizonte los primeros rayos del sol del nuevo día, éstos alumbraron a la pareja formada por Candy y Terry, siendo él quien se moviera para dejar una vez más un beso en la blanca y tersa piel de ella, la cual, permaneciendo con los ojos cerrados, sonrió y apretó su abrazo.
Posteriormente, Candy pudo sentirse liberada; y al quedar los jóvenes frente a frente, sin decirse una sola palabra ya que sus miradas lo decían todo, la chica Ardley sintió otro contacto. Su mano era tomada para ser consiguientemente guiada al área de los camarotes.
Uno específico se visitaría. Y el silencio lo rompería la rubia al yacer detrás de una puerta y previo a anunciarse.
— Creo que será mejor que estén los dos solos.
— Más me gustaría que te quedaras conmigo.
— Yo también. Sin embargo... — la mano que sostenía la suya, Candy la apretó, llevándosela también a la boca para dejar un beso. Luego continuaría diciendo... — es mejor que estén a solas. Es un momento muy suyo y yo... — la chica volvió a callar sus palabras; y al hacerlo cerró los párpados, segura de que las lágrimas la traicionarían.
Ese gesto de nobleza por parte de ella, Terry lo apreció internamente. En cambio, al exterior, la abrazó abruptamente y una vez más le decía:
— Gracias, pecosa.
— Anda — respondió ella limpiándose rápidamente su llanto. — No la hagas esperar más. Yo —, ella lo soltó indicándole un camino, — estaré en el camarote lista para desembarcar.
Y esto último lo dedicó con una amplia sonrisa que Terry agradeció con un ligero beso en los labios.
Acariciándoselos, Candy lo miró llamar a la puerta. Ya que por dentro se autorizaba la entrada, Terry se giró momentáneamente a su novia para indicarle:
— Te busco dentro de poco para desayunar antes de abandonar el barco. ¿Te parece?
— ¡Perfecto! — contestó la muchachita ofreciendo suficientes ánimos para ambos. No obstante, cuando una guapa humanidad se disponía a cruzar por un umbral, se escuchaba:
— Te quiero.
Terry, por supuesto, retrocedió sus pasos para tomarla por el rostro, acercarlo al suyo y decirle muy cerca de su boca:
— Yo no sólo te quiero, sino que te necesito y eres lo más hermoso que ha pasado en mi vida. Te amo, Candy.
Ella, pese a sentirse amada por el beso que se le daba, sonreía. Y a la vez le decía mentalmente:
— Todo va a estar bien, mi amor. Ya lo verás.
— Lo sé — dijo increíblemente él; y al soltarla — te tengo conmigo.
— Sí – devolvió Candy y finalmente lo dejó ingresar.
Percatado que el acceso era cerrado por dentro, la señorita Ardley permaneció ahí por breves instantes. Después se dirigió a su dormitorio para asearse y estar lista como lo prometiera. Aunque no negaba que en su interior tenía los deseos de conocer una reacción. Pero no. Si lo hacía, Terry con mayor razón de entrometida no la bajaría, además, dejar a madre e hijo a solas entre ellos superarían el dolor de su pérdida. So, pidiendo que verdaderamente ambos lo tomarán con bien, Candy se concentró en lo suyo, mientras que en la habitación de Elinor Baker, ésta yacía metida, sentada en su lecho y mirando fijamente sus manos unidas.
Sorprendentemente en sus ojos no había lágrimas, pero sí una fuerte punzada en el corazón; y Terry observaba a su madre luego de que ella, en el segundo siguiente de haberlo visto aparecer, le preguntara:
— ¿Y bien?
Obviamente, el chico no la hizo de suspenso. Y fue directo en su respuesta, así como la pregunta lo hubiese sido.
— Ha muerto.
Entonces, y a partir de ese momento, la mujer se quedó como lo dijimos anteriormente y así permanecía con el paso del tiempo.
Pasando saliva debido a la sequedad de su garganta, Terry se acercó para sentarse a lado de Elinor, tomarle una mano y decirle:
— Está bien.
— ¿Tú lo crees?
— A no ser que llorar te ayude
— A recuperarlo no creo.
— Mamá — Terry apretó una mano; y mirándola:
— Se fue — pronunció ella.
— Sí — afirmó él. No obstante...
— Entonces, ya no tiene caso ir a Londres.
— ¿Piensas regresarte?
La cuestión hecha por el chico consiguió que su madre reaccionara, lo mirara a los ojos y le contestara con un toque de reprensión:
— Como lo piensas siquiera. Ahora me necesitas más.
— Además... — Greum suspendió sus palabras, acarició lo que sostenía y al final dijo: — me ha dejado mucho trabajo.
— ¿Lo ha hecho?
— Así como tierras por aquí y tierras por allá.
— Sí, una idea tenía de ellas.
— Sé que te duele — inquirió Terry habiendo visto la actitud de su progenitora.
— Pero te prometo que estaré bien — Elinor sonrió para demostrárselo a su unigénito que le advertiría:
— Debemos estar preparados
— Por la duquesa, ¿cierto?
— No le dejó nada.
— ¡¿Qué dices?! — Miss Baker se enderezó un poco.
— Todo lo puso a mi nombre.
— ¿Y te asusta? — se cuestionó, ya que en un rostro así parecía.
— Ellos tienen razón. Nunca me tomé el tiempo de interesarme en sus asuntos si no que sólo me enfoqué en mi miseria y...
— Vas a salir adelante. Eres un chico inteligente. Aprenderás rápido —. Y la prueba hubo sido los días que lo tuvieron "secuestrado" para adiestrarlo.
— Sí. Sin embargo... — Terry se puso de pie; y al hacerlo lanzó una interrogante: — ¿Crees que Candy aguante esto?
— Es una chica campirana.
— No me refiero a eso, sino a que... viene de una familia que le causó muchos problemas, ¿y ahora la mía será quién se los causará?
— Terry, hijo, mientras tenga tu presencia y tu cariño, ella será más fuerte y sabrá lidiarlos y ayudarte a resolverlos.
— ¿Y es justo?
— Nada en la vida es simple.
— Lo sé; pero mi idea de vivir lo que me resta a su lado, quisiera que lo hiciera como una reina.
— Y así va a hacer. No te precipites; y mejor concéntrate en que así verdaderamente sea.
— Tienes razón — contestó el joven; y se devolvió adonde su madre. Le tomó sus manos y las aferró en su pecho diciéndole:
— De verdad, lo lamento.
— Yo lo siento más por ti — Elinor se acercó para dejar un beso en la cercana frente; frente que se apoyó en el pecho de la mujer que cerró los ojos y oró en sus adentros por la paz del que ya había partido y por la felicidad de quien había vuelto a sus brazos.
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DESDE QUE PERDÍ TU AMOR
FanficCandy anda en la búsqueda de Albert; y en el camino, se encontrará con una madre angustiada y enferma que necesitará de una enfermera no muy segura de querer atenderla por ser también el camino directo a Terry. ************ Escrita primera vez escri...