Al principio, Terence no pudo ocultar lo que el arribo de Albert le hubo causado: incomodidad. Inquietud que aumentó al conocer por casualidad quien era: el Príncipe de la Colina como lo llamara Candy. Después y gracias a ella los celos que se le alborotaron, se apaciguaron. Sin embargo, el hecho de que la rubia no regresara a casa...
— Es su padre — le observó su madre al regreso de ir por el anillo de compromiso.
— Adoptivo — respingó recalcadamente él; y ella...
— Pero lo es
— ¡Mamá! — espetó Greum, y molesto dejó el asiento que ocupaba.
— Hijo, debes tranquilizarte.
— ¡No puedo! —; él apretó los puños.
— ¿Por qué? — se cuestionó al extrañarse de la rebeldía que se hacía presente.
— No lo sé. Me siento muy nervioso
— No deberías. Te doy mi palabra que Candy vendrá con nosotros. Además... — lo dirían para disipar el tenso momento que rodeaba al guapo actor; — es hermosísima la joya que le compraste.
— Te aseguro que eso...
— Terry, debes confiar en tu corazón
— ¡Precisamente! Hace unos ayeres había planeado algo igual. Algo... que iba a ser eterno. ¡Pero no! Susana se interpuso entre los dos, después vino la separación y...
— No sucederá esta vez
— Voy a creerlo hasta que estemos en ese maldito barco yendo de regreso a Londres
— Entonces, y para que estés más tranquilo... — un camino se tomaría indicando: — me voy a empacar.
— Y por favor, lleva tus mejores ropas. No queremos que el duque muera arrepentido de haberte llamado
— ¡TERENCE! — gritó la dama Baker. Y debido a la mala pasada del hijo, éste comenzó a carcajearse, consiguiendo que su madre dijera: — Me asustan tus abruptos cambios de humor, pero mientras te mantengan relajado, sigue burlándote de mí
— ¡Perdón, mamá! —. Sincero, Greum hubo corrido a ella para abrazarla y decir: — No quise ser irrespetuoso.
— Lo sé, cariño —, un guapo rostro comenzó a acariciarse. — Sé que son tus nervios los que hablan por ti. Sin embargo... — separaron al "cariño" de un pecho para afirmar: — debes combatirlos. No dejes que te echen abajo la felicidad que estás a punto de alcanzar.
— ¿Tú... lo estás? — Terry se animó a indagar. — ¿Estás feliz por volver a verlo?
— Lo nuestro...
— Sí, sí. Hace mucho se acabó.
La mano que pretendió zafarse de otra, fue tomada con fuerza. En cambio, firmeza se emplearía para decir:
— Aunque tu padre y yo no funcionamos como pareja, no puedo negar que lo amé. Que de cierto modo lo amo hoy, porque tengo algo muy de él... tú, hijo — el cual miró profundamente a su madre, quien vio a través de unos ojos, la plegaria que se hacía:
— Lo encontraremos con bien, ¿verdad?
— Veras que sí, corazón. Verás que sí —; y los dos, amorosamente, se envolvieron en un abrazo. Efusividad que sería interrumpida gracias al timbre de la puerta que sonó.
Anhelando que fuera ella, Terry, cual chiquillo, corrió hacia allá para atenderla; poniendo de inmediato en su varonil rostro la sonrisa que le provocó no haber errado. No obstante, con o sin el consentimiento de un padre, éste presenció, además de ser ignorada su humanidad, el beso que el joven Granchester le plantó a su novia que ni tiempo le dieron de ruborizarse. Tampoco de decir palabra cuando Terence al terminar de besarla la tomó de la mano para meterla a la casa e ir a mostrarle su anillo de compromiso que yacía artesanalmente dentro de una cajita de cristal en el centro de una mesa.
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DESDE QUE PERDÍ TU AMOR
Fiksi PenggemarCandy anda en la búsqueda de Albert; y en el camino, se encontrará con una madre angustiada y enferma que necesitará de una enfermera no muy segura de querer atenderla por ser también el camino directo a Terry. ************ Escrita primera vez escri...