Capítulo 10 parte C

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Deteniéndose y llevándose las manos a las sienes, el joven Greum se preguntaba quién estaba más enfermo para permitir eso. Entonces, en el momento de levantar la vista, divisó una figura. El vestido se le hizo conocido; y con ello, una gran sonrisa le apareció en su bello rostro.

Hasta darle alcance el chico hubo corrido; empero, a dos metros la imitó en su andar. Cuando ella se paró muy cerca de una esquina para verificar que un camino estuviera libre, se dijo:

— Vamos, Candy; y no te pares hasta llegar allá

— Sí, no lo hagas.

Sonó la voz de él; y eso, la hizo pegar un grito y un brinco que consiguió se abrazara de Terry, que a pesar de volver a tenerla entre sus brazos, su histeria no lo dejaba del todo.

— ¡Horroroso Terry! ¡Me asustaste! — pálida como una hoja estaba Candy; pero eso sí asestándole de duros golpes por la mala pasada.

Ya pasada, la chica comenzó a reír, más al segundo siguiente se puso a llorar. Y eso lo calmó a él para abrazarla bien, consolarla y disculparse.

Quitadas sus lágrimas con los besos que le daba, la rubia fue sintiéndose mejor. Y al estarlo...

— ¿Qué haces aquí? — fue la pregunta.

— Fuimos a buscarte a la delegación. Nadie supo decirnos de ti y opté por venir.

— Me da mucho gusto que lo hayas hecho, sin embargo... —, Terence la soltó para pedirle: — ¿me aguardas aquí?

— ¿Adónde vas?

— A la oficina del director

— Dicen que la señora Marlowe sigue aquí.

Terry asintió alargando el dato:

— Y yo acabo de escuchar algo de lo menos imaginable y necesito verificarlo. Si es así, nos iremos de aquí juntos.

— ¿Qué es? — para que tomara una decisión así.

Greum conociendo lo entrometida que era o lo sensible que se le ponía si no le contaba, le diría. Lógico, que los ojos grandes de la chica se abrieron más; y en su rostro se reflejó el horror.

— Y... — lo que pretendiera decir no se permitió al aclararse...

— Por eso, quiero saber qué se hará. Si Hathaway me dice que sí... no contarán conmigo. Si dice que no... vendré a decirte lo que pasó.

. . .

Estando la señora Marlowe presente, la pelea entre ella y el joven no se esperó. Y como Terry lo dijera; no contuvo sus palabras y más de una vez le faltó al respeto.

Robert, espectador mudo, los veía. Y es que lo habían puesto entre la espada y la pared. Terence se largaba si permitía la locura de esa mujer; y ella... necia que así debía de ser. Esa noche no, porque un cuerpo todavía no era entregado, pero en cuanto una morgue lo liberara...

— Piénselo, señor Hathaway. Sus bolsillos ya se llenaron de dinero con las funciones que todavía no damos. Permite esto, tendrá que regresarlo.

— Y tú si no cumples... te demandaré

— Hágalo. No recuerdo haber firmado contrato de trabajo.

La serenidad en Terry se proyectaba en su sonrisa burlona. Con ella, abandonó una oficina para dirigirse a su novia y relatarle los hechos.

— Entonces... ¿me voy?

DESDE QUE PERDÍ TU AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora