Corrientes de la muerte (Cap. 11)

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Addison

Abrí los ojos escuchando como un teléfono sonaba en mi mesita de noche.

—¿Es el tuyo o el mío?— preguntó Isaac dormido a mi lado.

—Creo que el mío— murmure y estire mi mano hasta tocar mi teléfono que efectivamente era el que sonaba anunciando una llamada de Scott.

—¿Quién es?— pregunto mi rubio a lado de mí.

—Scott— dije y conteste, acercándome el teléfono a la oreja. —¿Sabes qué hay personas que duermen?— fue lo primero que dije y Isaac me acerco a él aún más.

—Por favor, son las 09:00 de la noche— dijo, de fondo escuche ambulancias y sirenas de policía.

—¿Qué paso?, ¿Dónde estás?— pregunte.

—Hubo un problema en el hospital, ven y te cuento, Stiles ya esta aquí— suspire al sentir como Isaac besaba mi abdomen desnudo.

—Supongo que llego en unos minutos— murmuré y colgué la llamada.

—No vayas— susurro mi chico de ojos azules contra mi clavícula.

—No tardare ni siquiera una hora— le dije y levanto sus hermosos ojos hacía mí, llenos de esa profundidad que me encantaba, deje un beso en la comisura de sus labios. —Y tal vez cuando llegue considere tener un segundo round— murmuré y él sonrío.

—Corre, entre más rápido te vayas más rápido llegaras— dijo y esta vez planto un buen beso en mis labios, dejándome sin aire, sonreí y me levante, quedando en bragas y sin bra.

—¿Dónde está mi brassier?— pregunte buscándolo en el piso, busque en el baño, donde había empezado todo y cuando salí fue cuando vi algo volar frente a mí. Era mi bra.

—Póntelo si no quieres que vaya y te vuelva a bajar esas bonitas bragas contra la pared— mis mejillas se tiñeron de rojo y él sonrío triunfante. Podía ser un maldito pervertido cuando se lo proponía. Me coloque el bra y fui a mi armario para escoger algo cómodo y una botas largas con tacón evidentemente, el frío había llegado e incluso tome un gorro de lana. Me acerque a la cama y bese por última a mi corazoncito antes de salir del loft y dirigirme al hospital donde vi patrullas y la jeep que ya esperaba ver ahí.

—¿Dónde estabas?— preguntó Stiles al mirarme.

 —Acostada en mi cama con mi novio abrazándome y durmiendo después de una hermosa ronda de sexo— sonreí y él me miro con los ojos entrecerrados.

—No quería detalles— me encogí de hombros y él tomo mi brazo, guiándome hacía la cinta de seguridad que rodeaban un vehículo vacío, ahí también estaba el Sheriff y Melissa.

—...Dos desaparecidos— escuche a Scott. El Sheriff interrumpió.

—Espera, espera, ¿ambos estaban en el auto?— preguntó.

—No papá, lo que intenta decirte es que fueron dos secuestros, pero por separado, dos doctores desaparecieron— explico Stiles.

—¿De quién es este auto?— preguntó de nuevo el Sheriff.

—De la Doctora Hilyard. La Doctora de guardia. El jefe de emergencias es el que nunca llego— respondió Melissa y el Sheriff se dirigió a ella.

—Me gustaría escuchar tu versión primero, doctora— Melissa asintió.

—Chicos, dennos un minuto, ¿sí?— asentimos y nos alejamos.

—¿Qué paso?— pregunte.

—El carro llego, no había nadie en el asiento de piloto— respondió Scott.

Regresa A Mí [# 2 "Nunca es tarde"]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora