—No me gusta el metro—Minho se quejó cruzando sus pequeños brazos sobre el pecho y con el ceño fruncido.
Yo no podía dejar de reír.—Lo sé, pero vamos a estar en casa pronto.
—No mientas. Mamá dice que no es bueno—me sentía estúpido cuando mi pequeño hermano me regañaba.
—Mira Minho, sólo quedan alrededor de 20 minutos para el final—suspiré, ajustándome la bolsa de deportes entre las piernas.
—Si hubieras estado bien con Brooks, ella nos habría llevado a casa—él me envió una mirada de muerte, pero aún se veía lindo. ¿Qué? Tengo una debilidad por mis hermanos.
—Es complicado—suspiré de nuevo, corriendo la mano a través de mi cabello.
—No, no lo es.
—Sí, lo es. Eres joven, no entiendes. Brooklyn no puede venir a nuestro barrio. No es seguro para ella... ni su coche.
—¡Pero nada pasó ayer!—lanzó sus pequeños brazos en el aire.
—Por suerte—no es que me preocupe por la chica, pero yo no voy por ahí deseando que la gente sufra. ¿Y quién sabe lo que podría sucederle a una chica como ella en un barrio como el mío? Apuesto a que vive en el Upper-East o algo así.
—¿Por qué no te gusta? Ella es bonita—él sonrió mientras decía esto. Supongo que es más como yo de lo que pensaba.
—Ella está bien—me encogí de hombros descuidadamente, mirando a las paredes exteriores de los coches que pasaban a toda velocidad. Me gusta todo con tetas y un buen culo.
Por el rabillo del ojo vi a Minho soltar pequeñas risitas.
—¿Qué?—abrí una sonrisa.
—Nada—se encogió de hombros, pero mantuvo sus pequeños ojos marrones en los míos.
—Deja de mirarme como ese chico—le advertí en tono de broma.
Él se rió y seguí recibiendo raras miradas de la gente alrededor. Viajando en el metro de Nueva York te acostumbras a ver de todo. Y cuando digo todo me refiero a todo.
—Vamos Minho—digo utilizando el sobrenombre que tenía para mi hermano.—Estamos aquí.
Saltó del asiento donde estaba sentado y me cogió la mano. Nuestra casa está a sólo un par de cuadras de la estación de metro, así que podemos ir andando, disfrutando del buen tiempo a mediados de septiembre, cuando me habló de su práctica y de cómo había marcado un gol.
—¡Yo, Jeon!—una voz llamó desde el parque cerca de nuestro bloque. El parque donde mis amigos y yo solemos pasar nuestro tiempo.
—¿Qué pasa, tío? Dejenme llevar a Minho a casa y volveré—ellos asintieron en mi dirección y seguimos caminando hacia la puerta de mi casa.
Busqué en mi bolsillo mi juego de llaves y abrí la puerta, ajustando el bolso de Minho en mi hombro. Subimos las escaleras como siempre -ya que no disponemos de ascensor- y dejé a Minho en casa con mi hermana Rosé.
—¡Rosé! Me voy. Minho está aquí, asegúrate de que hace su tarea—le grité a través de la sala donde dejé la bolsa de Minho, esperando que ella me escuchara.
Pero no tuve esa suerte. Gruñendo me dirigí a su habitación y la abrí sin llamar. Ella estaba acostada en su cama con sus auriculares, la música a todo volumen.
Me acerqué y saqué los auriculares de su iPod haciéndola chillar.
—¿Qué mierda!?—gritó mirándome con enojo a mí.—¿Alguna vez vas a aprender a llamar a mi puerta?
—¿Por qué debo llamar? No es como si me vayas a escuchar—respiré profundamente tratando de calmarme.
—Lo que sea, Jeon—sí, ella tenía este hábito raro de que me llame por mi apellido, incluso cuando es de ella también.—¿Qué quieres ahora?
—Minho está en casa, asegúrate de que hace su tarea y echa un vistazo de que este bien—le contesté, señalando con el dedo en advertencia.
—¿No lo hago siempre?—ella se rió sarcásticamente.
—No te hagas la lista conmigo. Sigo siendo tu hermano mayor—le susurré en referencia a su maldición y su actitud. Soy consciente de que ella está en sus días de adolescente, pero eso no le da derecho a hablarme así.
—Exactamente. Mi hermano mayor, no mi padre—se puso de pie me empujándome fuera de su habitación, no antes de que pudiera obtener una visión de sus ojos brillantes. Vete a la mierda. La hice llorar. Tiré de mi pelo frustrado y di una patada a la pared del pasillo. Necesitaba algo que me enfríe y sabía exactamente dónde conseguirlo.
Bajé corriendo las escaleras lo más rápido que pude hasta que llegué al parque donde aún estaban los chicos.
—Hermano, ¿estás bien?—Namjoon preguntó mientras hacemos nuestro apretón de manos.
—Sí, ¿tienes?
—Lo estaba guardando para ti —sacó un cilindro delgado del bolsillo de sus vaqueros y me lo entregó con un encendedor rojo casi fuera de gas.
Tomé un largo soplo y al instante sentí relajarme bajo el poder mágico de la marihuana.
Espero les guste :)
Si observan algún error con los nombres de los personajes o de redacción, les agradecería si me lo dicen <3
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BRONX -JK
Fanfiction"Toda chica quiere un chico malo que la haga sentir bien." Escritora original: @stratfordssbabe Traductora: @skytofly