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—Todavía no puedo creer que esto es para lo que necesitabas de nuestra ayuda—Hwasa resopló, hundiéndose cada vez más en mi cama mientras miraba a sus perfectamente pulidas uñas vino con resignación.
—Nunca pedí tu ayuda—Rosé replicó, girando en mi silla de escritorio mientras revolvía alrededor de mi vestuario. —En realidad, recuerdo pedírsela sólo a Brooklyn. Todavía no sé lo que estás haciendo aquí.
Oí a Hwasa jadear, ofendida. —Que violenta. Mueve a esta niña fuera de mi vista antes de que haga algo de lo que me pueda arrepentir—Dijo, aunque se veía tan amenazadora como una ardilla. —O no. Casi pude imaginar a Rosé poniendo los ojos hacia ella.
—¿Van a parar, por favor? Juro que sois como dos niñas pequeñas.
Salí del vestuario/armario, también conocido como el closet, con algunos vestidos de invierno cubriendo mi brazo, y un par de tops, aún en sus perchas, en mi mano libre.
—Lo siento, Brooke. Esta chica es demasiado para mí—Rosémurmuró -deliberadamente con voz alta para que Hwasa la oyera- mientras me miraba fijamente.
—Lo mismo digo—Hwasa respondió infantilmente, haciendo un gran espectáculo al sacarle la lengua a la hermana de Jungkook.
—Oh, Dios—Tomé una respiración. —Señor ayúdame a salir de esto—Dejé toda la ropa que había recogido en mi cama exhibiéndola a los ojos de Rosé.
Hwasa y Rosé pueden ser muy inmaduras e infantiles, eso me ponía de los nervios. Sobre todo, porque era todo falso -se gustaban, pero se negaban a admitirlo abiertamente. Su disputa es molesta después de la tercera discusión que tienen. —Estos deben adaptarse a ti—Le digo a Rosé, enderezando un vestido de lana de color marrón oscuro en la cama. —Aunque no dejo de pensar que sólo debes llevar tu propia ropa. Realmente, Caleb no parece ser el tipo de persona que se preocupa por esas cosas.
Miré a Hwasa en busca de apoyo, pero ella todavía se veía en posición de atacar.
—En serio, esa es la manera de llamarlo de Brooke a volverse-loca-para-estar-bien en una noche de escuela sólo para pedirle un vestido que puedas llevar a una cita con el pequeño hermano de Clara—Hwasa resopló. —Por favor, los adolescentes en estos días.
Le envié una mirada de regaño. Claro que Rosé me había asustado cuando me llamó pidiendo ayuda el otro día -los pensamientos de todos los casos posibles habían brillado por mi mente: Jungkook herido o peleando con alguien o algo que les hubiera pasado a Eunji o Minho, incluso Jung-Su - y, al final, era sólo miedo por una cita.
