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Deslicé mi pie sobre el pavimento para aumentar la velocidad de mi monopatín. Había sido un poco difícil moverme a través de las concurridas calles de Manhattan desde que salí del metro y yo tenía miedo de llegar tarde a recoger a Brooklyn de la escuela. No sé cuántas personas golpeé en el proceso, pero finalmente llegué a mi destino. Recogiendo el skate con la mano, miré a mi alrededor en busca de una cabeza de cabello castaño que podría pertenecer a mi novia. Pero estaba siendo una misión imposible ya que la entrada de la escuela estaba llena de docenas de chicas con cabellos castaños.
Esperé un minuto más hasta que sonó la campana y la gente comenzó a desaparecer en el interior del edificio y fue entonces cuando vi a una chica en una esquina, con gafas de sol y una capucha.
Riéndome durante mi camino hacia ella, por fin llegué a Brooklyn. Estaba apoyada contra una pared y mirando nerviosamente de izquierda a derecha, tratando de pasar desapercibida.
—Hey, agente secreta—Susurré cuando estaba lo suficientemente cerca.
Brooklyn se llevó una mano al pecho, asustada, haciéndome reír. —Oh, Dios mío, Jungkook. Casi me da un ataque al corazón—Ella jadeó.
—Eres fácilmente asustable—Me encogí de hombros.
—Eso no es ni siquiera una palabra—Bajó el borde de sus gafas de sol y me dio una vista de sus hermosos ojos verdes, mientras que fruncía el ceño y los labios.
—Me entiendes, ¿verdad?—Le di una mirada de complicidad y luego me incliné para plantar un beso de buenos días en sus labios. Apenas junté mis labios con los suyos que ella ya se alejaba, tomando mi mano para arrastrarme lejos.
—Vamos a salir de aquí antes de que alguien nos vea—Ella instó con voz de pánico, sin dejar de mirar a su alrededor para asegurarse de que nadie vio que estaba faltando a la escuela.
Dejé que me arrastrara por una esquina y en otra calle, riéndome de su paranoia. —¿Vas a explicar por qué te ves como un agente del FBI o qué?
—Duh, ¿no es obvio?
—Estamos fuera de la escuela para llevar ese traje—Mi mano resbaló la capucha de su abrigo de color marrón claro, revelando su pelo castaño atado en una cola de caballo en mal estado.
—Eso fue por los nervios—Ella gritó. —Por un momento pensé que la gente notaría que estaba haciendo novillos—Ella frenéticamente se frotó la cara antes de quitarse la cola de caballo desordenada y alisarse el pelo.
—Estoy ofendido—Fingí una expresión de dolor, por lo que soltó una risita. —Estás haciendo un gran espectáculo por nada. En serio, si llevas gafas de sol en un día nublado, nadie se fijará en ti—Señalé.
—Por supuesto que lo harán—Ella se burló, agitando una mano hacia mí. —Debido a mi sorprendente belleza—Sus dientes blancos se mostraron cuando una enorme sonrisa arrogante se extendió por su cara.
