Capitulo 47: Wedding bells.

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Nos quedamos en silencio durante unos minutos

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Nos quedamos en silencio durante unos minutos. Mi cabeza estaba descansando en el pecho de Jungkook, escuchando cada constante latido de su corazón mientras sus dedos acariciaban arriba y abajo mi espina dorsal. Por primera vez en días me sentí completamente en paz. Finalmente, todo estaba resuelto —esperaba, para siempre— y estaba de vuelta donde quería estar: con Jungkook. Sentí como un enorme peso se había levantado de mi pecho, haciéndome capaz de volver a respirar sin que mi estómago se estrujara de ansiedad cada segundo que pasaba. La peor parte estaba hecha, ahora lo único que quedaba por hacer era decirle a Jin de alguna manera. Ahora que lo pensaba, podía ser la peor parte.

Suspiré involuntariamente, haciendo que la piel del cuello de Jungkook se pusiera de gallina cuando el aire caliente golpeó esa zona de su cuerpo. Él asomó su mirada desde su posición debajo de mí. La cama no era lo suficientemente amplia para adaptarnos uno al lado del otro (no es que me importara, para ser honesta).

—¿Estás bien?—Preguntó, sus ojos de color café se estrecharon con miedo de que hubiera cambiado de opinión y pensara que esto había sido un error, eso era lo bueno de poder leer sus expresiones, cuando bajaba su guardia.

—Sí—Asentí una vez, colocando la barbilla sobre su esternón así era más fácil mirarle a los ojos. La mano que no estaba detrás de su cabeza se detuvo en la parte baja de mi espalda. —Sólo estaba pensando sobre cómo iba a decirle a mi hermano sobre tu y yo saliendo.

Me mordí el labio cuando sus rasgos parecieron relajarse. —No le digas—Dijo Jungkook simplemente, como si realmente fuera una tarea fácil esconder algo a una persona que de alguna forma logra averiguar todo lo que haces sobre una base diaria, incluso cuando no está en la ciudad.

—Tengo que hacerlo. Quiero decir, lo va a descubrir tarde o temprano, de todos modos—Había escondido un mechón de pelo detrás de mi oreja, alzándome con el codo para que mi cara se moviera sobre la de Jungkook.

—Tarde suena mejor para mí—Murmuraba humilde, lanzando su mirada lejos.

Yo rodé mis ojos juguetonamente por su respuesta predecible y sacudí la cabeza. —Podré resolverlo—Le dije, no estaba segura de sí estaba tratando de convencer a Jungkook o a mí misma. No tenía otra opción que idear un plan, de todos modos.

—Puesto que eres multi-tarea, mientras estás en ello... —Comenzó Jungkook, moviendo su mano hacia abajo desde mi espalda a mi culo. —Puedes besarme también, ¿verdad?

Reí antes de dejar que él me tirara hacia abajo a sus labios. Lo deleité con pequeños picos sobre sus pectorales, alejándome antes de que él pudiera atrapar mi labio inferior entre los suyos. Él gimió infantilmente, tirando de mi hacia abajo otra vez con sus manos que ahora estaban ambas rodeando mi cintura.

Sonreí burlonamente, mirándolo a sus hermosos ojos. Estaba fascinada por la forma en que la luz naranja rosada que venía de la ventana les daba un resplandor violeta. Incluso me había dado cuenta que el sol se escondía ya.

—Eres muy hermoso—Espeté, observando la línea imperceptiblemente torcida de la nariz de Jungkook, la forma de sus labios rosados y las sombras de sus pestañas sobre sus mejillas de color rojizo. Rastreé su mandíbula definida con mi dedo, hasta el pequeño y lindo lunar debajo del ojo derecho y la pequeña cicatriz en la mejilla opuesta.

Jungkook oltó una risa divertida. —¿Qué?

Yo parpadeé, sorprendida por el sonido de su voz y molesta porque había interrumpido mi observación. —¿Qué de qué?

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