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Un ring. Dos rings. Tres rings.
—Bella —la voz de Hwasa hizo eco a través del teléfono.
—¡Hola Hwasa! Me preguntaba si te gustaría venir al primer partido de fútbol de Tommy—dije mordiendo mi labio mientras esperaba su respuesta.
—¿Por qué querría ir? Quiero decir, me encanta pasar tiempo contigo, pero al ver correr siete chicos detrás de una pelota no es mi pasatiempo favorito.
Me reí entre dientes.—Jungkook estará allí.
—¡Jungkook el Gorgeous boy!—gritó haciéndome estremecer y tomar el teléfono lejos de mi oído.
—El mismo—sonreí, sabiendo que la tengo.
—Está bien venme a recoger—dijo emocionada. Casi podía verla saltar alrededor de la habitación.
—Voy a estar en tu casa en una hora—con eso colgué y fui a prepararme.
Vamos a ver. ¿Qué se pone en estas ocasiones? Voy a estar en un banco sucio mientras la gente alrededor estará comiendo y bebiendo lo que significa que podía conseguir comida lanzada contra mí alguna vez. Pero podría haber chicos lindos allí. No es que esté pensando en Jungkook ahora. Me puse un par de pantalones cortos de mezclilla oscuros y una camiseta roja porque es color del equipo de Tommy. Tomé mis zapatos negros y el pelo atado en una coleta alta. Tomé mis llaves y mi teléfono y las tiré en mi bolso negro.
—Mamá, voy a recoger Hwasa, nos vemos en el partido—le grité a mi mamá que asintió con la cabeza desde la cocina.
—¡Está bien querida, ten cuidado!—ella gritó.
*****
—¿Ves a mis padres y a mis hermanos? —le pregunté a Hwasa mientras me ponía de puntillas tratando de encontrar a mi familia en el mar de gente que ya estaban sentados en las gradas. Para ser el partido de unos pequeños había un montón de gente.
—¿No están allí?—ella señaló a un grupo de personas que estaban en la tercera fila.
—Oh, sí—asentí con la cabeza y la arrastré hasta donde estaban.
—Hola chicas, os tenemos estos dos asientos—mi padre nos dio la bienvenida.
—Gracias señor Reed—dijo Hwasa cortésmente.
—¿Cuántas veces tengo que decirte que me llames Matt?—dijo mi padre en tono de broma.
Mis padres aman a Hwasa. Pero ella se siente intimidada por mi papá, porque él es un policía.
—Lo siento, Matt—Hwasa se disculpó con una pequeña sonrisa. Todos nos reímos de ello y nos sentamos en el banco, que, como había predicho, estaba sucio.
—Maldita sea, mis pantalones cortos se van a poner muy sucios—Hwasa se removió en su asiento, tratando de encontrar una posición en la que no mancharse la ropa.
