Todos los alumnos estaban sentados en los compartimentos del tren; ya fuera reencontrándose con amigos y compañeros o conociendo a nuevos estudiantes.
Los niños de primer curso ya habían encontrado su compartimento después de recorrer el tren de arriba abajo y de izquierda a derecha decenas de veces.
Por ello, no había apenas nadie por los pasillos a excepción de una chica castaña de ojos claros que se encontraba caminando por uno de los corredores, sin ningún rumbo aparente.
Ella estaba nerviosa por estar aquí; por llegar al colegio, por ir a una casa, por empezar a hacer magia, por hacer amigos...
La niña decidió que era buena idea cerrar los ojos y comenzar a imaginarse la cantidad de aventuras que le depararían su nueva escuela; aunque caminar a ciegas no fue una muy buena idea ya que poco después notó un fuerte golpe en el hombro que la hizo caer al suelo.
Rápidamente, la niña abrió los ojos y vio como un chico se giraba molesto hacia ella. Tenía el pelo más rubio que ninguna persona a la que hubiera visto antes, unos ojos grises fríos y una piel bastante pálida. A la chica le fue fácil deducir que él también sería de primer curso.
-Podrías ser algo más lista y mirar por dónde andas. - gruñó el rubio. - Además me has tirado mi rana de chocolate.
La chica dirigió su vista hacia el suelo, para así encontrarse con la chocolatina aplastada a pocos metros de ella.
-Espero que no seas una sangre sucia, porque si lo eres has cometido un grave error al chocarte contra mí. - continuó fastidiando. - Mi padre se pondría muy furioso si le contara tal osadía por parte de un ser inferior, y obviamente tomaría represalias.
La castaña, todavía desde el suelo, pestañeó perpleja ante el discurso del niño a pesar de que no había entendido ni la mitad de lo que había dicho.
-¿Sangre qué? - cuestionó confusa.
El rubio la miró con los ojos entrecerrados antes de contestar, con una mezcla entre sorpresa y molestia por que ella no supiera de lo que estaba hablando.
-Sangre sucia. - completó. - Son magos nacidos de padres muggles. No como yo, obviamente. Mi familia tiene una alta posición y es de las más ricas. Desciendo de toda una familia de sangre limpia. - explicó orgulloso mientras la chica quedaba algo parecido a boquiabierta.
-Mis padres son magos los dos. No soy ninguna sangre... sucia. - respondió apresurada. - Me llamo Emily. - se presentó levantándose del suelo y sonriendo seguidamente.
A la chica jamás le habían explicado nada sobre los hijos nacidos de muggles, pero, tal y como lo explicaba ese niño, parecía algo horrible.
El rubio le sonrió de medio lado y le extendió la mano.
-Soy Malfoy, Draco Malfoy. - se presentó.
De repente, la castaña pasó de tenderle la mano y directamente lo abrazó, dejándolo anonadado. Sin saber qué hacer en ese momento, el rubio se limitó a esperar a que la niña se separara de él mientras mantenía el cuerpo en tensión.
Poco después, tras aquel efusivo saludo, Draco recordó por qué estaba ahí y se giró sobre sus talones para marcharse, más Emily lo detuvo.
-¿Por qué estas enfadado? - preguntó ella curiosa.
-No estoy enfadado. - negó comenzando a alejarse de ella.
Emily avanzó rápidamente hasta alcanzar al chico y caminar a la par.
-Sí que lo estás. - afirmó.
-No es asunto tuyo de todas formas. - gruñó comenzando a molestarse.
-¿No sabes en qué compartimento entrar? - cuestionó de nuevo y entonces el chico se detuvo. ¿Cómo había sido capaz de adivinar lo que le pasaba? De cualquier forma, él no pensaba reconocerlo, no le daría la razón.
-¿Qué te hace pensar eso?
-Intuición supongo. - explicó encogiéndose de hombros. - Yo entraría a alguno, pero me da vergürnza. - reconoció algo tímida.
Entonces, la mirada de la chica se dirigió hacia el suelo, por lo que vio como llevaba un rasguño levemente ensangrentado.
Emily soltó un sonoro quejido que por un momento asustó al rubio, él cual tardo unos segundos en darse cuenta de lo que ocurría.
-Vete al baño a limpiarte la pierna, no es nada grave. - dijo él con la esperanza de separarse de ella.
-¿Me acompañas? - pidió mirándolo tristemente. La castaña era lista, y sabía que nadie podía negarle nada cuando ponía esa carita, ni siquiera aquel Draco de once años.
-Vamos. - bufó rodando los ojos y comenzando a andar.
Solo tuvieron que cruzar un par de pasillos hasta llegar a su destino, pero a la niña le dio tiempo de contarle al chico tres historias sobre su hermana y ella. Él no la había escuchado lo más mínimo, pero de todas formas a la niña se la veía muy ilusionada hablando.
-Vale, ya te he acompañado, ¿me dejas ya en paz? - preguntó con cansancio.
-¿Vas a irte a algún vagón?
-Obviamente.
-¿Puedo ir contigo? - inquirió sonriendo.
Draco bufó exasperado.
-Pero ni se te ocurra atrasarme más. - aceptó. Seguro que acabaría antes diciéndole que fuera con él en vez de tratar de explicarle por qué no podía ir.
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Draco había estado mirando por las ventanillas de cada uno de los compartimentos para ver cuál era el adecuado para entrar. Tras unos cuantos minutos encontró dentro de uno a cuatro niños que ligeramente conocía. Sus padres eran amigos de los de ellos y alguna vez los había visto por el Callejón Diagon.-A este. - afirmó poniendo la mano en el hueco para abrir la puerta cuando ella lo detuvo rápidamente.
-Será mejor que entres tú solo. - se apresuró a decir la chica. - Yo... voy a buscar a la mujer que vende chuches. - se excusó rápidamente.
-Vale. - respondió el chico sin darle mayor interés.
-¿Somos amigos?
-Eh... supongo. - contestó algo dudoso viendo como ella sonreía ampliamente mientras lo decía. Y algo dentro de él intuía lo que venía tras esto.
Emily volvió a abrazarlo pero más calmada que antes. A Draco no le gustaba el contacto físico, y menos con una niña que había conocido hacía menos de una hora.
-Adiós, Draco Malfoy. - se despidió.
-Adiós, Emily... - contestó.
-Owens. - completó.
-Adiós, Emily Owens.
La niña comenzó a andar con rápidez, más no tardó en girarse de nuevo hacia el chico, el cual continuaba extrañado por su comportamiento.
-Por cierto, tienes unos ojos muy bonitos, Draco. - añadió ella ruborizándose antes de girar el pasillo y desaparecer del lugar.
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Quiero ayudarte | Draco Malfoy
FanfictionHogwarts, escuela de magia y hechicería. Infinidad de alumnos recorren diariamente los pasillos de este castillo, por lo que se hace imposible poder conocerlos a todos. Quizás algún día encuentres a alguien con el que nunca te habías cruzado y camb...