Durante el día siguiente fue como si Emily no existiera. Al ser domingo la chica pudo quedarse la mayor parte del día en su habitación y en su sala común recordando una y otra vez cada una de las palabras de Draco. Ahora sabía que pronto habría un ataque a Hogwarts y debía estar preparada, pero de nada le servía saberlo si no podía contárselo a nadie sin que sospecharan de ella.
De alguna forma la chica se sentía inútil en esta situación. Sinceramente, ¿qué podía hacer ella? Era obvio que la chica estaba totalmente en contra de Voldemort, pero sin embargo estaba enamorada de un mortífago. ¿Eso la convertía en una traidora? Lo único que ella había hecho era amar a una persona, ¿por qué ahora era todo tan difícil?
Emily estaba desesperada por ayudar a todos los amigos que tenía en Hogwarts, pero si avisaba del ataque estaría poniendo a Draco en peligro. Por otro lado, si no contaba lo del ataque, toda la gente del colegio que quería podría acabar muerta.
Si tener ese peso de culpabilidad sobre sus hombros no fuera suficiente castigo, conforme pasaban las horas el "Te quiero" de Draco comenzaba a sonar cada vez más a una despedida y eso no hacía más que preocupar a la castaña.
En la clase de pociones del día siguiente, a la chica le sorprendió bastante el hecho de que Zabini se colocara junto a ella como compañeros. No es que le incomodase su presencia, pero intuía que el moreno no se había colocado con ella simplemente para hacer la poción.
-Creía que ya te habrías ido. – comentó Blaise en voz baja para que solo le escuchase ella. – Veo que Draco no te convenció.
-No podía irme y dejar Hogwarts. – contestó Emily en cuando entendió a lo que se refería el chico. – Este colegio y la gente que hay dentro es parte de mí. Si hay que luchar, lucharé.
-Eso suena muy bonito. – masculló con una sonrisa cínica. – Lástima que no vaya a servirte de nada cuando tengas a dos mortífagos atacándote.
Emily se limitó a callarse durante unos minutos sin responder nada al anterior comentario. No le hacía ninguna gracia el tono burlesco que había adquirido Zabini y, con los pocos ánimos que tenía, debía aguantarse las ganas de gritarle al slytherin en medio de la clase.
-¿Tú qué harás? – inquirió la castaña adquiriendo el mismo tono que estaba utilizando Blaise. - ¿Huiras del castillo cuando comience todo?
-Probablemente.
-¿Y eso no te parece muy cobarde? No creía que ibas a tener la valentía de un gryffindor pero tampoco pensé que serías tan gallina como para hacer eso.
-Puedes decir lo que quieras, Emily. – apuntó con aire despreocupado mientras continuaba con la poción. – Pero cuando la batalle acabe, yo estaré vivo.
Los días pasaban y la castaña solo podía limitarse a esperar y esperar hasta recibir alguna noticia o alguna pista para saber cuándo sería el ataque mortífago. Lo peor es que no había vuelto a hablar con Zabini desde aquel día en pociones, y por ello no había podido saber nada más sobre Draco.
Unos pocos días después de que la chica se viera con el rubio, Seamus la invitó a una de esas reuniones que hacían para practicar hechizos. Allí le explicaron en qué consistía el Equipo Dumbledore y lo que solían hacer, a pesar de que ella ya lo sabía gracias a Neville.
Emily pudo ensayar varios hechizos junto con el grupo. Luna Lovegood, a pesar de las extrañas cosas que decía sobre unos seres que ella veía, la ayudó bastante a perfeccionar algunos hechizos que se le resistían.
-Mira, Emily, si te hemos traído hasta aquí es porque creemos que te podrías unir a nosotros. – comentó Lavander cuando todos terminaron la clase.
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Quiero ayudarte | Draco Malfoy
أدب الهواةHogwarts, escuela de magia y hechicería. Infinidad de alumnos recorren diariamente los pasillos de este castillo, por lo que se hace imposible poder conocerlos a todos. Quizás algún día encuentres a alguien con el que nunca te habías cruzado y camb...