Capítulo 9

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Emily había continuado bebiendo durante un rato más, al parecer eso sí que era bastante adictivo. Ella ya no quería besar más a Cormac; quería apartarlo de su lado y marcharse de allí enseguida, pero tampoco se sentía lo suficientemente consciente como para apartarlo de ella.

Cuando se quiso dar cuenta de la situación, se encontraba en la penumbra de un pequeña clase vacía. Notaba como McLaggen la besaba con rudeza y ella apenas podía hacer un esfuerzo para apartarle. Los muebles del lugar le daban vueltas y el dolor de cabeza la estaba matando. Poco a poco notó como él comenzaba a dirigir sus manos hacia su cuerpo, tocando en el proceso sus caderas, su culo y su pecho.

-Cormac, para. — ordenó. Pero no había sonado con la suficiente fuerza.

-Tranquila, Emily, es normal hacer esto a esta edad. — le aseguró el chico subiendo lentamente su vestido. - No tienes de que preocuparte.

-¡No! No quiero hacer nada. — añadió la chica. La cabeza le iba a estallar y el agobio que sentía al entender lo que ocurría no le ayudaba para nada a mejorar. — Cormac, quiero irme, por favor. — suplicó, más el chico la calló con otro beso.

-Aléjate de ella. — dijo una voz desde la puerta de la clase, no muy lejos de donde se encontraba ella.

Seguidamente notó como Cormac se alejaba de su lado para ir a encarar al chico que acababa de hablar. No conseguía distinguir aquella voz. Rápidamente, se alejó de los dos chicos intentando concentrarse y que se le pasaran los efectos del alcohol.

Pronto escuchó un golpe, y luego otro. Se estaban peleando. Algo más consciente, miró hacia los dos individuos pero apenas podía diferenciar quién iba ganando.

Estuvo observando la escena sin tener ni idea de cuánto tiempo duró, aunque tampoco fue muy largo el tiempo de espera. Cuando una de las siluetas cayó al suelo rendida, alguien vino y la cogió en brazos para sacarla de allí.

Una vez que se habían alejado lo necesario de la sala en la que se encontraba, el chico la bajó al suelo donde ella pudo estabilizarse por fin. Ahora podía ver todo más claro y estaba completamente segura de la persona que estaba allí junto a ella, aunque no conseguía encontrar el motivo por el cual él la había encontrado.

-¿Draco? — preguntó Emily extrañada.

-¿Se puede saber en qué demonios estabas pensando? — cuestionó el chico enfadado.

-¿Espera qué?

-No sé qué mierda te pasa este año. — añadió con decepción el rubio desconcertando más a la castaña.

-¿De qué hablas? ¿A que te refieres?

-De esto. — dijo cogiendo su mano enseñando los cortes del castigo de Umbridge. Había tenido que copiar muchas veces una estúpida frase con una pluma especial que hacía que todo lo que escribieras con ella se te marcara en la piel haciendo pequeños cortes. Dolía bastante y tardaba en cicatrizar.

-Esto fue el castigo que me puso tu queridísima directora cuando me pillaste por la noche. — respondió irónica y molesta soltando su mano de su agarre.

-No me refiero a eso. — contestó serio. — Hablo de toda esa mierda de hacerte la valiente y la fuerte. ¿Acaso creías que plantándome cara esa noche ibas a conseguir salir impune? ¿Y esta noche? ¿Qué mierda hacías con ese idiota? ¿Ibas a dejar que te follara cuando ibas borracha? ¿A qué estás jugando? — preguntó casi gritando pero intentando no levantar mucho la voz para que no los descubrieran allí ya que el castigo que recibirían sería monumental.

-No iba a permitir que castigaran a Neville. ¿Y qué pasa si quería hacerlo con Cormac? ¿Quién mierda te crees tú para entrometerte en lo que puedo y no puedo hacer? — respondió a la defensiva en el mismo tono que utilizaba él.

Claramente Emily no quería hacer nada con Cormac, es más, estaba muy agradecida con el rubio por salvarla, pero no pensaba reconocérselo dándole la razón de que había sido una estúpida.

-Desde el principio sabía que no podías ir con alguien más mayor que tú. Joder, estás borracha y tienes quince malditos años. ¿Es que no lo ves? — parecía que Draco le estaba reprochando algo. Como si fuera lo peor que pudiese haber hecho.

-¿Y tú? — inquirió acusadora. — Tú en cambio puedes besarte con todas las chicas que te dé la gana y llegar más lejos si te apetece. ¿Y con ese royo de enrollarte con Parkinson cuando estoy yo delante? ¿Acaso quieres que sonría cuando hagas eso?

-Tú no eres igual que yo. No puedes juzgarme. — dijo cabreado. — Entonces, se trataba de eso, estás celosa de Pansy.

-¡No! — gritó Emily exasperada. — No entiendo como no puedes comprenderlo. ¡Se trata de ti, Draco! ¡Siempre se ha tratado de ti! — dijo mientras rapidas lágrimas se escapaban de sus ojos por la presión del momento.

Ese último comentario dejó al rubio mucho más confuso.

-Joder, Draco. Siempre has sido tú. — añadió ella mientras lágrimas caían al suelo. - ¿Acaso no te acuerdas de la niña castaña del tren que conociste? ¿Y de la niña que fue a animarte a los vestuarios tras tú primera final de quidditch contra Gryffindor? Ni siquiera sabías mi nombre y yo me aprendí el tuyo la primera vez que me lo dijiste.

-Has sido tú siempre... - dijo pensativo en voz baja, casi para sí mismo.

-¡Sí, Draco! ¡Siempre he sido yo la que se preocupaba por ti mientras tú me ignorabas! ¡Llevo cinco años loca por ti y ¿esperas que me quede feliz cuando te veo con otra?! ¡Te quiero, Draco! ¡Quiero estar junto a ti y quiero ayudarte! ¿Por qué mierda no puedes verlo? — terminó Emily sollozando con rabia por todo lo que acababa de decir.

La castaña se limpió los ojos como pudo y miró al chico que parecía de piedra, parado como una estatua. Entonces, él avanzó hasta donde estaba ella pero con el rostro impasible.

-Mira, no sé qué fantasía te habrás montado en tú cabeza, pero esto no va a ser así. Quiero que te alejes de mí desde ahora. No me vuelvas a hablar y yo no me besaré con Pansy delante de ti. Quiero que me olvides y dejes de seguirme el rastro. Si jamás he pedido tú ayuda es porque no la necesito para nada. ¿Entiendes? — le ordenó con frialdad. Emily no podía creérselo. Ella había confesado todo lo que pensaba y sentía y él le contestaba eso.

En vez de afirmar, Emily comenzó a llorar con más intensidad. No podía creer que esto le estuviera pasando a ella. Había derruido su barrera de seguridad ante él al confesarle todo y ya no le quedaba ninguna opción más a parte de mostrar cómo era ella en realidad.

-Draco, por favor... - comenzó a decir, pero él la cortó.

-No vuelvas a dirigirme la palabra. — añadió fieramente para después marcharse por el largo pasillo.

Emily se quedó contemplando la oscuridad durante largos minutos. Poco a poco se dirigió hacia su habitación gimoteando.

Entró en su cuarto y se tiró a su cama sin importarle que pudiera despertar a alguna chica. Enseguida las lágrimas llegaron a sus ojos y volvió a sollozar mientras recordaba todo lo que le había dicho al rubio hacía unos minutos.

Había sido una imbécil. Si no hubiera dicho nada, quizás ahora podría seguir acercándose a él de vez en cuando y tener una pequeña amistad con él. Pero, ciertamente, no podía contener durante más tiempo todo lo que pensaba. No podía callar lo que llevaba tiempo queriendo gritarle al rubio. Y hoy lo había hecho por fin; aunque eso hubiera tenido desastrosas consecuencias.

Quiero ayudarte | Draco MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora