Capítulo 8

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Al final Emily no le había contado nada a Neville de por qué estaba triste esa noche, simplemente le había contado una pequeña mentira para que dejara de preguntarle.

No había vuelto hablar con Draco en el resto del año; aunque se muriera de ganas por volver a tener con él una conversación por muy breve que fuera.

Con el comienzo del quinto curso, Emily había cambiado radicalmente. Era tan alta como el resto de las chicas y estaba completamente desarrollada; en general era muy guapa. Ya no era tan tímida ni reservada, siempre intentaba parecer segura de sí misma aunque no lo estuviera y; lo más importante, es que no quería volver a hablar con aquel rubio. Ya había ido tras él en varias ocasiones, pero eso no se repetiría más.

Este año había una directora nueva. Ya no estaba Dumbledore, sino que había venido una mujer llamada Dolores Umbridge. Ella era mucho más estricta y tenía estúpidas reglas que si se incumplían, tenían un castigo... "especial".

Para controlar a los alumnos, había elegido a un grupo de alumnos que formaban la Brigada Inquisitorial. Estaba formada por slytherins; entre ellos, Draco Malfoy.

Neville era miembro de un grupo dirigido por Harry Potter en el que entrenaban para tener posibilidades de ganar ante el Señor Oscuro. Se suponía que el tema del grupo era secreto y él ya había incumplido la promesa de no decirlo a nadie al contárselo a ella. Emily no había sido informada para formar parte de él. Lavander y Padma sí que estaban participando, pero ellas eran amigas de Harry, Ron y Hermione, y ella había hablado con aquel trío en contadas ocasiones.

Un día, Emily había convencido a Neville para que fuera a entrenar por la noche, ya que, según él le había contado, había varios hechizos que no le salían bien. La chica sabía que Neville había sido muy patoso

Sabían que estar a deshora por el castillo era incumplir las reglas, pero ninguno de los dos creyeron que les podrían pillar hasta que ocurrió.

Cuando volvían hacia su sala común, Neville se adelantó a la castaña para asegurarse de que no había nadie.

-Vaya, vaya, pero si tenemos aquí al imbécil de Longbottom. — dijo Draco saliendo de entre las sombras para sorpresa del castaño. — Creo que estar a estas horas fuera de tu habitación va a costar unos cuantos puntos a tu casa... además del castigo que tendrás, obviamente. Supongo que te lo pasarás muy bien copiando... aunque ya sabes que no es una pluma normal, ¿verdad? — añadió con malicia.

Neville se quedó estático y sin palabras, todos sabían lo que ocurría en aquellos castigos. Emily, a la cual no se le veía por la oscuridad de la noche que la ocultaba, no estaba dispuesta a dejar que castigaran al chico por algo que había insistido ella en hacer.

-Él no tiene la culpa. — interrumpió acercándose a los dos chicos. — Si alguien tiene que cumplir el castigo soy yo.

La sonrisa irónica del rubio cambió a un rostro completamente serio.

-Emily no, tú no vas a hacer el castigo, vete. — le dijo el castaño, pero la chica negó. No iba a ceder. Y tampoco iba a intimidarse ante Draco.

-Él solo había venido a mandarme a los dormitorios. Soy yo la que ha incumplido las normas. — mintió intentando sonar creíble.

-Que sepas que soy yo el que tiene la última palabra ante Umbridge. Y quizás sea más divertido ver a Longbottom sufrir castigo. Aunque puedo descontaros diez puntos menos de los que os voy a quitar si os marcháis ya. — añadió amenazadoramente.

-Sabes que puedo ser muy convincente. Creo que a Umbridge también podría convencerla de que todo ha sido mi culpa y eso te dejaría como un mentiroso delante de ella. — dijo fieramente. — No intentes ponerme a prueba.

Draco se quedó unos instantes callado y luego sonrió de lado como si todo aquello le pareciera de lo más divertido.

-Como quieras. Tampoco será aburrido ver como cumples tú el maravilloso castigo. — dijo irónico antes de comenzar a alejarse de ellos. — Por cierto, cincuenta puntos menos para Gryffindor por hacerme perder el tiempo y por incumplir las normas. — añadió antes de marcharse.

Conforme avanzaba el curso, el colegio iba de mal en peor. Ya era casi normal tener que consolar a algún niño de primer o segundo curso que se encontraba llorando después de salir de una de las sesiones de "corrección del comportamiento" de Dolores Umbridge.

Una vez, Cormac McLaggen, la invitó a ir con él a una especie de fiesta que habían organizado los alumnos. Al principio se mostró un poco recelosa, ya que los que la habían preparado eran la mayor parte del grupo de la Brigada Inquisitorial ya que así estaba asegurado que la directora no los descubriría. Uno de los principales alumnos que habían lanzado la idea de la fiesta era Draco Malfoy, por lo que no estaba muy segura de ir. Pero tras un par de días se decidió por aceptar; no iba a permitir que ese rubio le impidiera divertirse.

A Cormac lo habían invitado ya que él era una persona muy simpática y tenía una gran lista de amistades en todo el colegio. Tenía sus prejuicios como todo el mundo, pero a la hora de pasarlo bien le daba igual hacerlo con slytherins o con cualquier persona del resto de las casas.

Cuando comenzó la fiesta, Emily notó la mirada de varias serpientes en la nuca. Seguro que ninguno de ellos se esperaba que viniera una gryffindor, y tampoco sabrían el motivo, pero Cormac se encargaba de que supieran que venía como su acompañante ya que se pasaba el rato intentando acercarse en vano a ella.

La noche avanzaba y los chicos comenzaban a tener algún trago de más. La castaña no había probado nada, ya que ella no había bebido nunca y tampoco le apetecía ponerse a probarlo justo ahora.. Además, comenzaba a cansarse de soportar a varios borrachos.

En algún momento, su vista se cruzó con la de Draco Malfoy. Lo había visto beber bastante, pero no estaba cayéndose por el suelo como otros chicos de su misma casa. Poco después, Pansy llegó hasta él, el cual se encontraba apoyado en una pared. La morena comenzó a besarle el cuello mientras el otro sonreía, pero no por la chica que estaba con él, sino por la cara que estaba poniendo Emily de odio y rabia contenida.

Unos segundos más tarde, la castaña se cansó de ver a los dos chicos delante suya por lo que se movió a por algo de beber. Lo que tomaba le quemaba la garganta, pero le estaba sentado bien. Conforme más bebía, más ganas tenía de vengarse de Draco, por lo que se le ocurrió una idea.

Igual que Pansy, ella avanzó hasta Cormac McLaggen y sin previo aviso lo besó. Claramente él la correspondió. El aliento del chico sabía a alcohol. Era obvio que había bebido mucho más que ella, pero parecía tener gran tolerancia a la bebida. Sin embargo, no se podía decir lo mismo de la castaña. Quizás porque era la primera vez que bebía o porque lo había tomado muy rápido, pero se encontraba extraña. No estaba borracha, o al menos no del todo.

Quiero ayudarte | Draco MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora