-A ver, te lo repito, - dijo Draco exasperado pasándose una mano por el pelo. – te he dicho que te marches. No quiero tu estúpida compañía gryffindor.
-No voy a irme. – respondió firmemente algo sorprendida de que hubiera reconocido que era una leona tan pronto.
-¿Es que tu noble corazón se ha apiadado de mí y vienes a consolarme? – expuso con clara ironía.
-No vengo a hacerte ningún comentario sobre lo que ocurrió ni a reírme de nada. – explicó suavemente. – Solo venía para que supieras que me parece admirable la fuerza con la que pasas de los comentarios del resto. – añadió captando su atención. – Cualquiera podría responderles o perder los nervios, pero tú simplemente los ignoras. Yo no podría hacer eso. Yo ya estaría llorando desconsoladamente.
Draco interiorizó lo que le acababa de decir. Quizás tenía razón esa chica. La autoestima del rubio subió un poco haciendo que se sintiera de nuevo más seguro de sí mismo.
-Mi hermana mayor siempre dice que cuando una persona se mete contigo es porque te tiene envidia o porque no acepta que seas mejor que él. – comentó Emily mirándolo a los ojos y sonriendo tímidamente. – Eres inteligente, guapo, juegas bien al quidditch, tienes una gran personalidad, tienes unos ojos muy bonitos… - enumeró cada vez más ruborizada. Al menos en la penumbra no se notaría demasiado, o eso pensaba la castaña
Si la autoestima del chico había subido, ahora estaba todavía más alta. Esa chica le había recordado cómo era él. A Draco Malfoy no le importaban las opiniones de los demás y actuaba sin pensar en lo que el resto del mundo pensara sobre él.
-Espera… me recuerdas a alguien. – dijo tras unos segundos en los que había permanecido mirándola fijamente. – Sí… tú eres la gryffindor que vino a verme a la enfermería. – afirmó seguro.
Emily se sorprendió cuando él la reconoció. Iba a contestarle pero él no había terminado.
-Por lo que veo te preocupas bastante por mí, ¿no? – dijo sonriendo de lado arrogantemente.
-Eh… yo… - tartamudeó nerviosamente la castaña mientras notaba como la mano del chico subía hasta su cuello.
Draco se acercó lentamente hasta ella y Emily simplemente se dejó llevar. Cerró los ojos y entreabrió la boca esperando a que él llegara.
Tras unos segundos notó unos labios fríos sobre los suyos que comenzaban a moverse y ella se dedicó a seguir el ritmo que marcaba el rubio.
Sorprendentemente, no era su primer beso. Ella se había besado por primera vez el año pasado con Neville Longbottom. Cuando Emily ayudó a Draco cuando tuvo el accidente con el hipogrifo, parte de los alumnos de su curso dejaron de hablarle durante unos días. Todos menos Neville, el cual pasaba todo el día con ella y claro, un día que les comentaron que parecían novios, todo fue muy raro. Por la tarde, sin saber muy bien por qué en ese momento, ambos se acercaron y se dieron un corto beso. Pero así habían descubierto que ellos dos no eran nada más que muy buenos amigos. A demás, el beso que se había dado con Neville no tenía nada que ver con el que se estaba dando ahora con Draco.
Sentía la fría mano del slytherin en su cuello, y los labios le hacían cosquillas con el simple contacto del beso. Cuando la lengua del rubio entró en su boca sintió algo raro en el estómago.
No había durado mucho tiempo el beso, pero para la castaña había sido muy especial. Se notaba a kilómetros que este no era el primer beso del chico, ni tampoco el segundo ni el tercero, pero le daba igual.
-Puedes sentirte orgullosa ya que eres la única gryffindor que he besado. – le susurró levantándose y tendiéndole la mano para que lo hiciera también la chica, pero tras esto se marchó dejándola sola en el pasillo y sin comentar nada más acerca de lo que había ocurrido.
¿Qué quería decir con eso? Seguro que había besado a la idiota de Parkinson. ¿Y por qué decía que era la única de gryffindor? ¿También se había besado con chicas de las demás casas?
En ese momento a Emily le entraron unos instintos asesinos hacia las chicas que hubieran besado al rubio. Y fue en ese momento cuando supo que le gustaba Draco Malfoy.
A Lavander le gustaba mucho Ron Weasley y la rubia se ponía furiosa cuando le veía con otras. Por eso Emily sabía que le gustaba el rubio; porque ahora entendía el sentimiento que tantas veces había intentado explicarle su amiga.
Pasada una semana, Emily estaba completamente segura de que se iba a volver loca. Las burlas hacia Draco seguían siendo diarias, pero habían disminuido notablemente ya que el rubio hacía oídos sordos a los insultos y; si alguna persona se pasaba de la cuenta, el rubio le respondía con algún comentario ofensivo de manera que esa persona ya no volvía a meterse con él.
Vale, eso estaba bien. Pero lo que de verdad ponía de los nervios a la chica era que Draco no le había dirigido la palabra ni una sola vez desde que la besó. Como mucho le había lanzado alguna sonrisa ladina o arrogante en algunas clases o en el Gran Comedor procurando que nadie más lo viera, pero nada más.
Seguían pasando los días y continuaba sin hablar con Malfoy, parecía que disfrutaba viendo como ella se volvía loca cuando él se dignaba a mirarla.
Por fin llegó el esperado Baile de Navidad, tradición del Torneo de los Tres Magos. Todas las chicas llevaban semanas buscándose un vestido y peinado para lucir perfectas, incluida la castaña.
Emily llevaba encerrada en uno de los baños desde que habían terminado la comida. Escuchaba a Lavander gritar por la habitación porque no encontraba los zapatos que iba a llevar. Aunque con los gritos que pegaba, seguramente la escucharía todo Hogwarts.
Más o menos sobre las 7, una hora antes del baile, Emily salió por fin del baño preparada. Lavander y Parvati dejaron todo lo que estaban haciendo para prestarle atención a la chica.
- Emily… estás preciosa. – dijeron con admiración haciendo que se sonrojara.
-Gracias. – respondió tímidamente.
Seguidamente llamó Neville a la puerta del dormitorio femenino.
- Emily, puedes ayudarme con el traje y... – comenzó diciendo el chico, pero se detuvo al verla. – Guau, - exclamó el al verla. – E… estás muy… bien. – tartamudeó vergonzosamente.
La chica ayudó a Neville con el traje y con el pelo para que estuviera perfecto y luego le recordó que debía estar tranquilo cuando estuviera con su pareja y evitar ponerse nervioso.
Por último, se dirigió junto con su acompañante al Gran Comedor para bajar del brazo por las extensas escaleras ante la mirada de todos.
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Quiero ayudarte | Draco Malfoy
Fiksi PenggemarHogwarts, escuela de magia y hechicería. Infinidad de alumnos recorren diariamente los pasillos de este castillo, por lo que se hace imposible poder conocerlos a todos. Quizás algún día encuentres a alguien con el que nunca te habías cruzado y camb...