Capítulo 26

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A pesar de que Bellatrix ya llevaba unos minutos petrificada, Draco continuaba con el cuerpo tenso y mirándola con los ojos inyectados en furia.

-Ya ha pasado todo. - le susurró en el oído la castaña mientras lo rodeaba con sus brazos. - Ahora todo está bien.

-¿Te he hecho daño? - preguntó el chico sin atreverse a mirarla. - Necesito saberlo.

-No. - negó besándolo en el cuello. - Estabas siendo controlado por ella pero he esquivado todos tus hechizos.

-Jamás me lo perdonaría si hubiera llegado a lastimarte. - añadió con la voz grave mientras se giraba para verla de cara.

-No habrías sido capaz de hacerlo. Yo misma te obligué a clavarme la varita en el cuello. Ahí tenías una gran oportunidad para matarme, y sin embargo despertaste del Imperius. No tenía miedo por mí, sino por ti.

Ambos se acercaron para unir sus labios cuando escucharon un carraspeo a pocos metros de ellos. Neville, el cual se encontraba de brazos cruzados y con rostro serio, fulminaba al rubio con la mirada.

Emily se separó de Draco y fue rápidamente hacia el castaño abrazándolo.

-¿Cómo me has encontrado? - preguntó. Si no hubiera sido por Neville lo más probable sería que ahora ni Emily ni el rubio siguieran con vida.

-Te dije que no te perdería de vista. - respondió. - Cuando vi que no volvías entré a buscarte. Parvati me dijo que te había visto correr por el pasillo del fondo; luego solo hizo falta que siguiera la odiosa voz de Bellatrix y el ruido de los hechizos.

Emily iba a responderle cuando un gran estruendo sonó a sus espaldas. La mortífaga se transformó en una especie de sombra negra, al igual que había hecho Snape unas horas antes, y desapareció del pasillo. Después de eso solo hubo silencio. Un silencio demasiado aterrador.

Los tres chicos se miraron unos segundos y seguidamente echaron a andar lo más rápdio que podían para llegar al exterior del colegio y comprobar el motivo de tan repentino silencio. Neville se iba apoyando en el hombro de la chica ya que estaba bastante malherido y cojeaba levemente.

El hall estaba desierto y una multitud de alumnos y profesores se agrupaba en la entrada. Con algo de miedo, los tres chicos se abrieron paso por ella para ver lo que ocurría. A unos metros enfrente de ellos estaba el grupo de los mortífagos, todos con sus sonrisas cínicas y desquiciadas. En el medio de ambos estaba Voldemort con aire triunfal señalando al cuerpo de Harry, el cual se encontraba sobre los robustos brazos de Hagrid.

-Ahora que vuestro gran héroe está muerto no os queda nada por lo que luchar. - dijo Él levantando la voz. - Así que, si no queréis morir, os voy a dar la oportunidad a todos de que os unáis a mí.

Todo el mundo se encontraba en un silencio sepulcral. Emily sentía como las piernas le temblaban, ¿qué iba a ocurrir ahora que no estaba Harry Potter para que los guiara?Todos habían puesto su confianza en el, no podían haber fallado después de todo lo que habían luchado.

Tras unos segundos, se empezaron a escuchar unos murmullos lo suficientemente altos para que todos los allí presentes los escucharan.

-Draco. - lo llamó su padre de mal humor. - Ven.

En esos momentos la castaña salió de sus pensamientos y recordó que ahora el rubio estaba en su bando, a su lado, manteniendo una batalla de miradas con su padre.

Emily podía notar perfectamente que Draco estaba dudando si avanzar o no. A pesar de todo, allí estaba su familia y lo considerarían un traidor si no iba con ellos en este mismo instante.

Quiero ayudarte | Draco MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora