La mañana estaba despejada, las pequeñas nubes blancas formaban ciertas figuras entre el cielo azul. El aire se sentía fresco y puro; los rayos del sol no eran incómodos, dejándose colar entre las hojas de los árboles. Amaba la sensación que dejaba el viento al ser cortado por mi cuerpo mientras corría sin parar por el bosque. Mis músculos estaban relajados y la sangre que corría por mis venas se sentía más cálida de lo normal, como si todo mi organismo supiera lo que estaría por suceder en cuanto la viera, en cuanto pudiera tenerla frente a mí nuevamente.
La brisa era ligera, acariciando mi piel y despejando mi mente. Podía sentir el pulso de la naturaleza a mi alrededor, como si el bosque estuviera vivo, latiendo al unísono con mi propio corazón. Cada hoja susurraba secretos antiguos, cada sonido se convertía en una nota en la sinfonía del amanecer. Sin embargo, en mi mente solo había un pensamiento: su rostro.
Salí de casa temprano, deseando llegar lo antes posible para poder verla. Sabía que, por la hora y el día que era, podría encontrarla con facilidad esa mañana en los alrededores de la escuela.
Convencer a mi tía Freya de que me dejara volver por mi cuenta no había sido fácil; mucho menos que me permitiera hacerlo en mi forma de licántropo. Pero persistí hasta lograrlo. Después de todo, ella iría por la tarde a asegurarse de que llegara a salvo y a dejar las maletas que no podía cargar conmigo mientras corría como un animal salvaje de vuelta a Mystic Falls.
Había perdido ya la noción del tiempo desde que comencé a correr, para ser sincera, todos estos días mi lobo no había dejado de inquietarse, pero no podía dejarlo salir sabiendo como correría de vuelta a la mansión Salvatore en busca del perfume de cierta morena que no abandonaba mis pensamientos. No podía ocasionarle más problemas a mis tías.
Tía Becks y Marcel se habían marchado aquella misma mañana a su hogar, mientras que Davina y Kol habían partido la noche anterior a Europa. Sabía que estaban de paso solo para verme y tratar el asunto de las visiones que tía Freya estaba comenzando a tener, visiones que ni ella misma sabía de donde provenían, pero que llevaba teniendo ya hace un par de semanas.
No quiso contarme del todo de que se trataba, pero no paraba de insistir con que algo malo podría llegar a pasarme mientras permanezca en Mystic Falls. El problema estaba ahora en que yo no quería regresar a New Orleands y mucho menos alejarme de mis nuevos amigos, ni de Josie.
Hicimos un trato, como al principio, cuando fui obligada a dejar mi vida e ingresar a la escuela Salvatore, pero esta vez logré tener la mayor ventaja, pues sabía que lo único que buscaba mi familia era protegerme, sin embargo, correría el riesgo de volver y ver que sucedía más adelante. Claro, que solo aceptaron mi regreso siempre y cuando los llamara si algo no iba bien, eso sería lo primordial y la verdad, no se me daba muy bien desobedecer las ordenes de las personas que lo habían dado todo por mi desde un principio.
Mis pensamientos fueron repentinamente interrumpidos cuando me percaté de un aroma desconocido en el bosque, era totalmente nuevo y diferente, sabía que se trataba de un lobo, pero no era un lobo que haya olfateado antes, en lo absoluto.
Mis patas cobraron vida propia y aumentaron la velocidad al correr en dirección al lugar de donde venía aquel olor. Era como si en ciertos momentos estaba cerca pero mientras más corría más se alejaba. Quizás también había notado mi olor y se disponía a huir, pero no estaría tranquila hasta saber de quien se trataba.
Corrí sin parar, pero para mi sorpresa, cada vez me acercaba más a la escuela Salvatore, ya conocía el camino y estaba segura de que en cualquier momento estaría cerca de una de las entradas que conectaba el bosque de Mystic Falls con el bosque de la gran mansión.
Al cabo de unos segundos me encontré frente a la entrada, la verja estaba abierta y al soplar el viento en mi dirección mis fosas nasales aspiraron de manera absoluta el olor de la criatura que venía persiguiendo hace un buen rato.
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Haunted Heart
Science FictionEl amor puede ser tanto una bendición como una maldición, los corazones pueden estar embrujados por los ecos del pasado, pero es en su luz donde encontramos la fuerza para forjar un futuro lleno de esperanza y amor. ¿Será esta su salvación o su des...