Capitulo XXVI

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-¿Tía Freya? – los ojos de la cobriza miraban fijamente a la rubia frente a ella, sin poder descifrar si era real o una ilusión.

-Hola mi pequeña – la mayor envolvió a la chica con sus brazos pasándolos alrededor de su cuello de manera delicada y cariñosa.

-¿Qué estás haciendo aquí? – preguntó con el rostro apoyado en el pecho de su tía.

-Pensé que ibas a extrañarme un poco más – dijo la rubia riéndose.

-Lo siento, es que no esperaba verte aquí, no sabía que vendrías – ambas se separaron del abrazo mientras Hope le sonreía a la mayor con los ojos iluminados de alegría.

-Quería venir a buscarte personalmente, han pasado dos meses, ¿Recuerdas? – Freya apoyó su mano en la mejilla de su sobrina enterneciendo su mirada – me pediste un tiempo y te lo di, pensé que ya estarías lista para volver a casa, cariño-.

-Yo... volver a casa... yo no – la voz de la cobriza no lograba salir con claridad de su boca, una sensación extraña se revolvió en su interior, no sabría explicar con claridad que le estaba pasando, pero el hecho de ver a su tía en la escuela Salvatore, yendo a por ella para llevarla a su casa alteró sus nervios.

Ella no quería marcharse.

-Hope, ¿estás bien? – la rubia miraba fijamente a su sobrina que mantenía una expresión de angustia – cariño, ¿qué pasa? -.

-Tía, no pensé que ibas a aceptar que me fuese. Además, mañana se suponía que ibas a llamarme... y, la verdad no sé si quiero irme – lo último lo dijo en un tono de voz casi inaudible sonando insegura ante la mayor.

-Lo sé, la verdad quería darte la sorpresa. Estuve en contacto con Alaric y el director de la escuela, me han contando sobre tus avances en el control de tu lobo y lo bien que te está yendo aquí, por eso pensé que obligarte más tiempo a estar en un lugar donde no querías, no era necesario – se explicó la mayor.

-Lo entiendo y te lo agradezco, pero...  en serio no quiero irme – Hope soltó el aire que parecía contenido en sus pulmones intentando relajarse.

-Hope, no lo entiendo, hace dos meses me llamabas llorando para que viniera a por ti-.

-Ya no, ahora quiero quedarme – dijo con firmeza la más joven.

-¡Hope Mikaelson! – Freya perdió la paciencia que juró no perder cuando salió de New Orleans para ir por su sobrina, y aquí estaba ella, intentando llevarse a la chica que prácticamente obligó a venir a la escuela Salvatore cuando ya no sabía qué hacer para controlar sus actos de rebeldía.

Pero tenía razones mayores para estar aquí, intentando convencerla a toda costa de volver a su casa, al menos, si quería mantener a la joven a salvo, tenía que lograrlo.

-¡¿Por qué demonios tengo que irme ahora?! – casi gritó la chica haciendo que sus ojos se encendieran de color dorado – no quiero marcharme, aún no estoy preparada para hacerlo – dijo un poco más tranquila luego de ver la seriedad en el rostro de su tía.

-Lo sé. Pero necesito que vuelvas a casa pronto. Ahí podré explicártelo y puedes tomar una decisión al respecto. Te prometo que no voy a obligarte a nada más después de esto – dijo con tono calmado.

-No soy una niña, ¿por qué sigues queriendo controlar mi vida? – el tono exasperado de la chica hizo suspirar a la adulta con resignación.

-No quiero controlar tu vida, Hope – dijo con suavidad volviendo a acariciar la mejilla de la muchacha con sutileza – hay cosas que están pasando, cosas que están por pasar y lo único que quiero es protegerte – terminó aclarando Freya.

-Pero tía, no lo entiendo... - Hope intentó hablar, pero su tía negó con la cabeza callándola por un momento.

-No puedo explicarte aquí ni ahora. Ven conmigo, nos quedaremos en Mystic Falls, en la antigua casa. Keelin y Nick están esperándonos allí. Pasa unos días con nosotros, tus tíos también vendrán. Prometo que te explicaré todo y luego de una semana, podrás tomar tu decisión – la rubia sabía que, si no negociaba de alguna forma con su sobrina, esta no aceptaría volver a casa y todo lo que había visto podría salirse de control antes de que ella o sus hermanos pudiesen hacer algo.

-Bien – dijo finalmente – voy a irme contigo, pero volveré en una semana, sea lo que sea que tengas para contarme -.

***

-¿Te marcharás? – preguntó Maya acostada desde la cama de su amiga mientras veía recoger a la mayor sus cosas para empacar - ¿así como así?

-Debo hacerlo. Tía Freya no me dejará tranquila hasta que no lo haga. Ya pasé por esto una vez y no quiero volver a hacerlo – cogió un par de camisetas del armario y caminó a la cama donde descansaba su maleta – además, presiento que es algo importante porque ha insistido mucho para que me vaya -.

-¿Se lo has dicho ya a Josie? – Maya dejó de doblar una de las camisetas para mirar con atención a su amiga.

-Pensaba hacerlo luego de terminar de empacar. Aunque para serte sincera tengo un poco de miedo de su reacción – la mirada de Hope se perdió en la madera de la pared, pensando en los posibles escenarios que podía tener una despedida con Josie. Pero estaba segura de que lo entendería y en una semana más, Hope estaría de regreso y retomará sus planes de pedirle a la chica ser su novia.

-Espero sepa entenderlo – finalizó Maya al mismo tiempo que metía la última prenda de ropa en la maleta de la cobriza – no te has ido y ya te echo de menos, no me gustaría pensar como va a sentirse tú chica cuando te vayas pero presiento que podría ser peor que yo-.

-También voy a echarla de menos... a todos en realidad, pero a Josie mucho más – la pelinegra se puso de pie y abrazó a su amiga – debes cuidar de Jo mientras no estoy – continuó la mayor al cabo de separarse del abrazo.

-Lo intentaré, pero puedes estar tranquila, Penelope estoy segura de que va a cuidarla mucho mejor que yo-.

-Gracias, May – dijo tomando la maleta para salir de la habitación, su amiga la seguía de cerca – ahora bajaré esto e iré a despedirme de Josie-.

-Ve a buscarla, está en la biblioteca completando unos deberes, yo bajaré esto por ti – la más alta quitó la pequeña maleta de las manos de Hope y siguió por el pasillo con dirección a las escaleras.

Hope bajó las escaleras detrás de Maya más despacio, pensando en Josie durante todo el recorrido a su encuentro. No se había marchado aún y ya esperaba que la semana hubiese terminado. Sinceramente se había acostumbrado a la vida en la escuela, a sus amigos, a estar cerca de Josie, más ahora, que la chica tenía fuertes sentimientos por la sifón.

Lo que la mantenía tranquila era la seguridad de que en pocos días estaría de regreso.

Sin darse cuenta, el camino a la biblioteca se hizo corto, desde el marcó de la puerta echó un vistazo dentro del lugar encontrando en una de las esquinas a la morena que aceleraba su corazón.

Pasaron unos cuantos segundos en los cuales no se atrevió a entrar por completo al lugar, sus ojos estudiaban a la chica grabando en su memoria cada una de sus facciones, sus rasgos y sin duda, el aroma que inundaba sus fosas nasales embriagandola con su perfume.

La morena levantó la vista de sus libros y encontró a Hope observándola detalladamente, su corazón dio un brinco de emoción dentro de su pecho y sonrió con ternura hacia la mayor que se sonrojó levemente al verse pillada en la situación.

Josie mantuvo la sonrisa en su rostro mientras veía caminar a la chica hasta su mesa. Hope siempre parecía tan serena, tan segura y poderosa, al parecer, era uno de los mayores rasgos que había heredado de sus padres y su familia.

-Cariño – pronunció con suavidad mientras dejaba un delicado beso en la mejilla de Josie cuando estuvo a su lado – hola – le saludó.

-Hola – respondió Josie sonrojandose por el afecto de la chica hacia ella.

Hope no era su novia y se supone que nadie en la escuela sabía acerca de su relación con la mayor, después de todo, hasta hace unas semanas atrás podría decirse que ambas chicas eran rivales. Por eso, el afecto en público solía ser escaso, aunque Hope de vez en cuando le regalaba ese tipo de pequeños momentos afectuosos, siempre y cuando estuvieran a solas.

-¿Qué tal tu mañana? – preguntó primero la bruja. Hope tomó asiento frente a ella e hizo una leve mueca con sus labios que no pasó desapercibida para Josie - ¿todo bien, Hope?

-Si... - guardó silencio un par de segundos – es sólo que mi tía Freya ha venido a la escuela esta mañana-.

-Pero esa es una gran noticia, digo, hace meses que no la veías y ahora ha venido a visitarte – dijo la morena con ánimo tratando de contagiar a la mayor.

-Vino para llevarme con ella – la voz de Hope salía tan suave que Josie tuvo que hacer un esfuerzo para procesar las palabras en su mente, sus manos se apretaron ligeramente en un puño.

La cobriza al darse cuenta de la acción, acercó una de sus manos a la de Josie posando la sobre esta dando un ligero apretón.

-Sólo será una semana, lo prometo – dijo intentando quitar toda la tensión del momento – Josie forzó una pequeña sonrisa mientras intentaba contener una lagrima amenazante en su ojo izquierdo.

-Voy a echarte de menos, Hope – unió sus dos manos con la de la mayor mientras le daba pequeñas caricias con sus dedos.

-Te llamaré todos los días, además, estoy segura de que la semana pasará volando – no sabía por qué despedirse le estaba afectando tanto, pero sin duda, lo que menos quería era estar demasiado tiempo separada de Josette Saltzman.

-Disfruta los días con tus tías, porque prometo que cuando estés de regreso no voy a compartirte con nadie más – dijo la menor a modo de broma.

-Estaré encantada de eso, love – la sonrisa en el rostro de Hope hacia que sus mejillas se llenarán un poco mientras sus parpados formaban dos pequeñas líneas haciendo casi desaparecer el celeste de sus ojos.

-Supongo que te irás pronto, ¿cierto?

-Mi tía está esperándome en la oficina de Dorian -.

-Si quieres puedo acompañarte – la mayor asintió y ambas se levantaron de la mesa para caminar hasta la salida.

El trayecto por el pasillo no fue demasiado largo, aunque ambas iban caminando lo más despacio posible con tal de alargar un poco el tiempo que tenían antes de que Hope se marche.

-Bien, pues ya debo irme – al momento en que ambas pararon frente a la puerta del despacho, esta se abrió revelando la figura de Freya Mikaelson.

-Hope, ya iba a por ti – dijo la mujer a su sobrina y luego volvió la vista a la morena que permanecía de pie y en silencio – ¡Josie! – se acercó a la chica y dándole un beso corto en la mejilla.

-Hola, señora Mikaelson – saludó la chica con educación.

-Me alegra saber que mi sobrina y tu son amigas, yo había pensado que durante este tiempo no había logrado hacer ningún amigo – la rubia hablaba con tranquilidad mientras ambas chicas se miraban con algo de complicidad – bueno, lamento hacer tan corta la visita, pero esta señorita y yo debemos marcharnos-.

-Si. Por favor, no sé detengan por mi – Josie se hizo a un lado incluso cuando había suficiente espacio para que las Mikaelson pasaran.

-Gracias, cariño – Freya apretó el hombro de la chica con suavidad y sonrió – dale saludos a tu padre de mi parte-.

-Con gusto, señora Mikaelson – Freya caminó a la salida dejando atrás a Hope – bueno, es hora de irse-.

-Nos vemos en unos días, Jo – Hope abrazó a la chica enredando sus brazos en la cintura de la más alta mientras esta le abrazaba sobre los hombros.

-Cuídate mucho – la morena dejó un pequeño beso en la coronilla de la cobriza y se separaron.

-Tú también. Te escribiré – ambas se sonrieron con suavidad y la cobriza caminó alejándose hacia la salida para marcharse de la escuela.

Haunted HeartDonde viven las historias. Descúbrelo ahora