Capitulo XXI

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Los ojos de Hope permanecían pegados al techo de su habitación, su mente divagando entre los sucesos de la noche anterior, su corazón latiendo a un ritmo descoordinado y extraño. Pensaba una y otra vez en lo sucedido, en como se dieron las cosas con Josette.

Todo fue tan sorpresivo, a pesar de que en todo momento había estado ahí, frente a sus ojos, sus sentimientos, algo que ya sabía, pero no se atrevió a reconocer hasta hace unas horas atrás.

Durante la noche no pudo dormir con tranquilidad, su cerebro no dejaba de pensar, lo único que lograba cada vez que cerraba los ojos era recordar el rostro de la morena con las mejillas sonrosadas, sus labios carnosos y cálidos sobre los suyos, las palabras exasperadas reclamándole el cómo estuvo alejándola todo el tiempo de ella, las manos de la menor sosteniendo su cara con suavidad y delicadeza mientras que las suyas permanecían pegadas a la cintura de esta.

En aquel momento, sintió que todo era tan perfecto, tan sencillo. Pensaba que Josette la odiaba, que durante todo aquel tiempo no hizo más que detestarla, pero aquello era falso, lo comprobó con el beso que compartieron, que al final, significó mucho más que cualquier palabra que pudiesen decir. Sin embargo, la morena le había agradecido, pero Hope no supo por qué.

Después del beso y de agradecerle, la chica le sonrió y se marchó dejándola con el corazón latiendo a mil por horas, cosa que se le hizo difícilmente calmar, por cierto. Hope pensó en ir tras ella, pero sintió que ambas tenían demasiado que pensar o procesar, en especial ella. Así que, ya tendría suficiente tiempo hoy para charlar con la menor y preguntarle que significó aquel "Gracias".

Suspiró.

Aun era demasiado temprano para salir de su habitación, probablemente no habría nadie más despierto en toda la escuela. Después de todo, la ansiedad dentro de ella era lo que no le permitió dormir prácticamente toda la noche, y luego, sus ojos se abrieron más temprano de lo normal para ser domingo. Vaya desgracia para ella.

Miró nuevamente su teléfono móvil, solo habían pasado cuarenta y cinco minutos desde la última vez que vio la hora cuando eran las seis y cincuenta de la mañana. Lo mejor sería intentar dormir un poco más y luego se levantaría, aunque estuvo segura de que no iba a lograrlo.

***

-Lizzie- susurró por tercera vez aquella mañana.

-Hmm- se removió la nombrada entre sus sábanas sin abrir los ojos.

-Despierta, pronto será la hora del desayuno-.

-No quiero, estoy cansada Jo, déjame dormir un poco más- dijo entre murmuros que su hermana apenas pudo entender.

-Vale, duerme- le acomodó un mechón detrás de la oreja -pero dejaré el despertador puesto para que en cuarenta minutos te levantes- tomó el pequeño aparato programándolo como había dicho.

-Uhum...- terminó la rubia y volvió a caer en un sueño profundo.

Eran ya las nueve de la mañana y Josette estaba desde las siete dando vueltas en su cama, salió de esta una hora después de despertar y tomó una ducha para luego cambiarse de ropa. Estaba ansiosa por bajar a tomar el desayuno, aunque más que eso, quería encontrarse con la cobriza que la besó la noche anterior dejándola prácticamente en las nubes.

El desayuno los domingos solía servirse una hora más tarde de la estipulada en los días de clases, así que aún faltaba para esta, pero, de todas formas, prefirió salir de la habitación para evitar que la ansiedad la hiciera molestar a su hermana. Caminó por los pasillos por donde no transitaba ningún otro estudiante y bajó a la primera planta caminando para salir al jardín.

Haunted HeartDonde viven las historias. Descúbrelo ahora