Capitulo XVI

1.2K 110 38
                                    

La cobriza permanecía acostada en su cama con un libro de poesía en las manos, había despertado con un pequeño malestar en el cuerpo que no comprendía, no era una chica que se enfermaba, la verdad, podía recordar haber estado enferma dos veces en su vida y ni siquiera fue algo tan grave, solo dramatizó aquel día para no tener que asistir a clases, probablemente como lo estaba haciendo en aquel momento.

Lo cierto era que no quería salir de su habitación, no tenía ánimos ni ganas para ver a nadie, menos a una morena que no dejaba de rondar su mente desde el día anterior. La ultima vez que le había visto, ni siquiera se despidieron, sinceramente, Josette la ignoró en el momento que vio llegar a su amigo. El pesar se sintió en su pecho nuevamente y prefirió retomar la lectura antes de seguir pensando en cosas innecesarias.

Buscó entre las páginas del libro y llegó a su poema favorito. No sabía en realidad por qué le gustaba tanto, pero desde que su tío Kol le regaló aquel pequeño libro y lo leyó, ese se convirtió en el poema más especial.

Corazón coraza (Mario Benedetti)

Porque te tengo y no

porque te pienso

porque la noche está de ojos abiertos

porque la noche pasa y digo amor

porque has venido a recoger tu imagen

y eres mejor que todas tus imágenes

porque eres linda desde el pie hasta el alma

porque eres buena desde el alma a mí

porque te escondes dulce en el orgullo

pequeña y dulce

corazón coraza

porque eres mía

porque no eres mía

porque te miro y muero

y peor que muero

si no te miro amor

si no te miro

porque tú siempre existes dondequiera

pero existes mejor donde te quiero

porque tu boca es sangre

y tienes frío

tengo que amarte amor

tengo que amarte

aunque esta herida duela como dos

aunque te busque y no te encuentre

y aunque

la noche pase y yo te tenga

y no.

Perdió la cuenta de cuantas veces había leído aquel poema, pero justo hoy, sintió el significado de aquellas palabras diferente, como si su conciencia le dijera que era incluso más especial de lo que ya parecía, como si sus sentidos pudiesen acariciar cada verso y cada rima.

Una sensación de calidez invadió su cuerpo, era agradable, como si estuviese siendo mimada en el interior de su ser y entonces al repetir el poema en su cabeza de memoria, unos ojos color café aparecieron en su pensamiento.

No.

Soltó el libro en su mesa de noche y se sentó sacudiendo la cabeza con molestia, era la tercera vez aquel día en que su mente desobedecía a sus órdenes buscando cualquier rasgo del rostro de Josette Saltzman haciendo que la recuerde, para su propia desgracia.

Haunted HeartDonde viven las historias. Descúbrelo ahora