Capitulo IV

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Septiembre 1, 2030. Mystic Falls.

El resto de los días habían pasado con tranquilidad. Hope cada día se adaptaba a su nueva vida en la escuela Salvatore. La buena relación que había conseguido con los demás chicos durante el verano le agradaba. Había sido un buen tiempo de vacaciones y supo aprovecharlo al máximo. Pero este ya había terminado y ese día sería su primer día de clases en aquel lugar. Escuchó un par de golpes en la puerta y se removió con pereza sobre su cama. Tocaron dos veces más y gruñó tapando su cabeza con la almohada.

- ¡¿Qué?!- gritó un poco con mal humor. Miró el reloj sobre su mesa de noche y vio que aún era temprano, demasiado temprano como para que ella tuviese que levantarse.

-Hope, creo que hay algo que podría gustarte- escuchó la voz masculina y rodó los ojos sobre sus orbes con amargura -si quieres, ven al lago en veinte minutos. Estoy seguro de que te divertirás-.

- ¡Largo Alaric, déjame dormir! - volvió a gruñir.

Sin embargo, a los pocos minutos se dio cuenta de que no podría volver a dormir. Sentía curiosidad por saber que era lo que el hombre quería que viera, así que se levantó de la cama y comenzó a quitarse el pijama en el proceso. Tomó un chándal negro y una sudadera para luego colocárselo, ya tendría tiempo más tarde de tomar una ducha. Se calzó los zapatos deportivos después de vestirse y caminó al baño para lavar sus dientes.

El sueño se había esfumado por completo de su cuerpo, pero el pensar que sería su primer día de clases y recién eran las cinco de la mañana, la hacía sentir agotada y malhumorada. Escupió el resto de crema dental de su boca y se limpió los labios. Caminó con pereza fuera de la escuela, todo estaba en silencio absoluto, y ¿cómo no?, el sol ni siquiera había salido.

Se adentró un poco entre los jardines de la escuela con dirección al lago, justo a donde el hombre le había indicado. Ya conocía cada parte de aquel lugar, le dio tiempo suficiente durante el verano. Cuando estuvo más cerca, pudo ver que el sol comenzaba a asomarse poco a poco entre las escasas nubes que había en el cielo. Distinguió dos siluetas sobre la plataforma de madera que flotaba sobre el lago, un pequeño muelle. Caminó hasta ellos con menos prisa.

-Bueno días, sweet heart- la primera en saludar fue la rubia más alta que la miraba con burla mientras sonreía, sabía que la cobriza no venía precisamente de buen humor.

-Hum- levantó la cabeza a modo de saludo, Lizzie se burló un poco más.

-Parece que alguien ha despertado del lado incorrecto de la cama-.

-No le hagas caso Hope, solo quiere molestarte- Alaric le sonrió -además, dijo que fuese yo a por ti, porque si no estaba segura de que le arrancarías la cabeza-.

-Aun estoy a tiempo de hacerlo- sonrió con algo de malicia de forma juguetona.

- ¡Papá! - exclamó la rubia- no se supone que me lances a la boca del lobo- el hombre y la cobriza rieron un poco fuerte burlándose de la cara de angustia de la menor.

-Venga, ¿para qué me han llamado tan temprano?, pude haber aprovechado dos horas más de sueños antes de comenzar las clases-.

-Sé que sueles entrenar con Rafael en el gimnasio, pero con el comienzo de las clases eso se complica por los horarios, así que, Lizzie y yo queríamos mostrarte nuestro entrenamiento de hoy. Solemos hacerlo dos o tres veces a la semana, además, podrías unirte a nosotros, si lo deseas-.

-No suena a una mala idea, supongo- les sonrió mientras padre e hija se ponían en posición para entrenar.

Hope se apoyó sobre una de las barandas del muelle mientras veía comenzar la pelea. Alaric era un hombre de 39 años, alto y de contextura fornida, ejercitada lo suficiente para un hombre de su edad. Su hija era casi tan alta como él, delgada con el abdomen bien definido, su cuerpo ejercitado se notaba gracias a la ropa de licra que llevaba, su cabello rubio y largo recogido por una coleta alta que dejaba ver su rostro de piel clara.

Haunted HeartDonde viven las historias. Descúbrelo ahora