El Juego De Niel

Por Segunda Vez

Como un día cualquiera me desperté y organicé para ir al colegio. Hoy tuve la oportunidad de ver a mi hermana, parece que está bien, eso me alegraba.

Cuando iba cruzando la puerta, mi padre me llamó:

— Dafne, ven un momento — como toda chica obediente me dirigí hacia él —. Quiero que le cuentes la verdad a tu hermana y a tu madre, no quiero que sigan actuando así, sin dirigirse la palabra — me gustaba la intención de mi padre, pero yo no tenía nada que decir. ¿La verdad? La verdad es que sí tuve que ver con la muerte de Heder, pero no podían enterarse de esto.

— No tengo nada que decir — dije.

— ¿Lo ves? Ella es la culpable — dijo Anabell.

— No, yo no tuve nada que ver — dije y me alejé, no quería seguir hablando de esto, terminaríamos discutiendo.

En la clase de sociales, nos pusieron un trabajo en parejas, a mi me tocó con Aliana, al menos no fue con otra persona.

Las clases pasaron rápidamente. A la salida iría a la casa de Aliana para hacer el trabajo.

— ¿Vamos? — dijo Aliana cuando salimos.

— Claro — respondí. Nos dirigíamos a su casa, adelante iba la "prima" de Oliver; todo estaba tranquilo. De repente apareció Oliver, no vi de donde salió, y se ubicó detrás de su prima, no parecía nada sospechoso.

Estábamos esperando a cruzar la calle, cuando caí en cuenta de lo que estaba tramando Oliver.

Salí en dirección hacia la prima de él. Él planeaba matarla igual que a Heder, debía impedirlo, no podía asesinar a su prima; estaba tan cerca de lograrlo, estaba a punto de agarrarla para que no cayera y sufriera un accidente al igual que Heder, pero Oliver me lo impidió.

— Sabes que no puedes hacerlo — me susurró al oído, agarrándome de la cintura.

— ¡No! — grité, ya era demasiado tarde, estaba en el suelo, sangrando, vi como sus amigas ayudaban a levantarla, pero estaba inconsciente. Aliana se me acercó.

— ¿Qué sucedió? — preguntó intrigada.

— Sabes lo que sucede — dije y me fui, me sentía mal por todo lo que estaba pasando, no culpaba a Oliver de esto, pero estaba mal hacerlo. No pude evitar que una lágrima saliera.

Empecé a caminar sin rumbo alguno. Me quedé en el parque, debía aclarar mis pensamientos.