Conociéndolo Un Poco Más

809 64 1
                                    

— ¿Quieres ir a caminar? — me preguntó Oliver.

— Claro — pues ya no podía estar libremente por mi casa, bueno, no era capaz de hablar con mis padres y mucho menos con Anabell.

Caminamos un largo tiempo y decidimos descansar un poco. Nos sentamos debajo de un árbol. Hablamos un rato y no sé por qué, pero empezamos a hablar de nuestras familias, la verdad es que sí sentía interés por su familia.

— ¿Y cómo eran tus padres biológicos? — pregunté.

— Yo quería mucho a mi madre, siempre me cuidaba. Bueno pues mis padres siempre fueron cariñosos conmigo y con mi hermano.

— ¿Tienes un hermano?

— Sí, es mayor que yo, pero no lo veo desde hace años.

— ¿Qué pasó con tu hermano? 

— Simplemente nos separaron cuando nos enviaron al centro de adopción, ya que mis padres murieron en un accidente.

— Lo siento, no quería...

— Estoy bien, ya lo superé.

— Okey...

— Cuanto deseo ver a mi hermano, pero no sé donde está, él me prometió que me buscaría.

— Sé lo que se siente, mi hermana nunca me demostró cariño y deseo que no fuera así, pero bueno.... ¿Y cómo te parecen tus padres adoptivos? — dije cambiando de tema.

— Para mí ellos no existen, mi padre abandonó a mi madre y ella se sumió en las drogas y el alcohol, nunca me pone atención y no le interesa nada acerca de mí, prácticamente he crecido solo.

— Debe ser muy difícil.

— Pues ya estoy acostumbrado, tú eres en la única persona que confío, así tenga más amigos.

— No te preocupes, yo estoy dispuesta a ayudarte.

— Gracias, y ahora cuéntame de tus padres.

— No quiero hablar de ellos.

— ¿Por qué? — preguntó algo intrigado.

— Pues mi relación con ellos nunca fue buena y ahora ha empeorado.

— ¿Qué sucedió? — al parecer Oliver no lo sabía, no estaba enterado de que mi hermana dijo todo, pues claro, él estaba involucrado.

— ¿Qué tal si cambiamos de tema? — dije algo tensa.

— Como quieras, ¿y de qué quieres hablar?

— No lo sé, decide tú.

— ¿Qué te parece de música?

— Bueno —. Estuvimos hablando de música por un largo rato. Me alegraba hablar con él.

Regresamos a casa, ya estaba bastante tarde, pero no importaba, no creo que mis padres se preocuparan por mí, ya para ellos yo no existía, pues no me habían hablado.

Entré y mi padre estaba ahí, pareciese que me estuviera esperando pero no lo creo.

Seguí caminando hacia mi cuarto.

— Espera, quiero hablar contigo — dijo mi padre. Entonces me devolví hacia donde estaba él.

— ¿Qué es lo que te pasa, hija? 

— No, nada — era extraño que me preguntara algo.

— ¿Es cierto lo qué dice Anabell? — me quedé callada, debía inventar algo, alguna mentira.

— ¿Lo es? — repitió.

— ¿Y yo qué tendría que ver con eso? Yo no hablo con los amigos de mi hermana — fue lo que se me ocurrió, pero, ¿estaría bien mentir?

— Bueno, tienes razón, sabía que no tenías nada que ver con esto — dijo y me dio un abrazo, al menos eso alejaría a mi padre.

Fui a mi cuarto y encendí la computadora, tenía que entrar al juego de Niel si quería avanzar en algo. Empecé a observar los que habían sido víctimas el último mes; encontré algo, sólo morían 15 personas por mes, la mitad de los días que tiene un mes, los nombres de las 15 personas empezaban por la misma letra, excepto si asesinaban a alguien en su lugar, por ejemplo un amigo o un hermano. Pero para saber a quien iban a matar debía hablar con Niel para saber que letra escogería, aunque debían tener otra cosa en común, algo que dijera por qué los escogió, eso debía saberlo Niel. Entonces le envié un mensaje.

— Hola — le escribí.

— ¿Qué necesitas? — me respondió

— Nada, tan sólo quería interactuar con el dueño de la página.

— Bueno — pensé que me diría que no. Entonces empecé con lo básico, qué es lo que más le gusta hacer y cosas por el estilo. Y al final le pregunté:

— ¿Y cómo escojes a tus víctimas?

— No puedo decírtelo, no he asegurado que no seas una especie de detective — ¡rayos! Estaba tan cerca.

— Pero no lo soy.

— Bueno, yo tampoco lo soy. Pero parece que quieres averiguar algo, niñita — me respondió, fue algo grosero de su parte, pero qué más da.

— Bueno. Adiós — ya no quería continuar hablando con él; apagué la computadora, estuve tan cerca de encontrar como escogía a sus víctimas, pero bueno, avanzaría poco a poco y así obtendría lo que quería. Escogí un libro y empecé a leer ya que no tenía ganas de dormir.

El Juego De NielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora