Todo Está Mal

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"Todo lo causó ella" esas palabras resonaban en mi cabeza, no pensé que lo diría; no reaccionaba, no sabía que decir. Mis padres me miraban con frialdad y con ojos juzgadores.

— ¿Es cierto? — preguntó mi madre, estaba completamente muda; no, yo no causé todo esto, lo hizo Niel, el juego de Niel, pero si se los decía no entenderían.

— ¿Lo es?... No te quedes callada — insistió mi madre, yo no lograba articular ni una sola palabra. Quería desaparecer, no había explicación para esto. Y así lo hice, abrí la puerta y salí corriendo, no sabía para donde ir; mis lágrimas corrían por mis mejillas, quería el apoyo de alguien.

Me senté en una esquina, seguía llorando, la gente que pasaba miraba desconcertada.

Suspiré, debo ser fuerte, debo enfrentar la realidad; sabía que no era capaz de hacerlo, mis padres me habían cuidado poco, prácticamente yo tomaba todas mis decisiones, mis padres no me decían que era correcto e incorrecto, pues tenían poco tiempo, siempre trabajaban; cuanto deseaba que mis padres no hubieran sido así conmigo.

Por suerte traía mi celular, lo saqué y empecé a escuchar música. Tengo planeado regresar a casa cuando estuviera más tarde y descansar.

Entonces decidí acostarme un rato, hacía mucho frío, pero no era capaz de regresar a casa. Tal vez mañana tuviera valor para explicar todo.

De repente escuché una voz de una chica.

— ¿Te encuentras bien? — no sabía si se dirigía a mí, entonces levanté la mirada. Al frente de mí había una chica de cabello negro y ojos café claro.

— ¿Te encuentras bien? — volvió a decir.

— No, últimamente mi vida se ha ido destrozando, todo lo que hago está mal — no sé por qué le dije lo que me pasaba, nunca le contaba mis problemas a un extraño.

— ¡Oh!, lo siento, si quieres puedes venir a mi casa y te puedes desahogar, pues verás yo también estoy pasando por un momento difícil — ¿pero por qué debía ir a la casa de una completa extraña? Podría asesinarme, okey, estoy muy paranoica, todo por causa del juego de Niel.

— Está bien — accedí, pues sí necesitaba desahogarme.

— Bueno, ven — me levanté y seguí a esa chica.

— Ehh, disculpa, ¿cómo es que te llamas?

— Soy Aliana, y ¿tú eres? 

— Soy Dafne —. Yo tan sólo la seguía, no tenía idea a donde íbamos, pasamos por un lugar que me parecía conocido, pero no recordaba cuando había pasado por aquí.

— Aquí es donde vivo — era una casa de color azul; me parecía tan conocida.

Entramos, no había nadie más, nos dirigimos donde yo suponía que era su cuarto.

— ¿Tú vives sola? — pregunté

— No, mis padres están con mi hermana que acabó de morir — dijo con un poco de angustia.

— Lo siento, no quería hacerte sentir mal — aunque no se notaba triste.

— No es nada, siempre he sabido que todos tenemos un fin y debemos morir, ya estaba preparada para esto.

— Comprendo...

— Mi hermana murió hoy en un accidente, la atropelló un auto — ¿Qué? ¿hoy? —. Ella se llamaba Heder — creo que la amiga de mi hermana no es la única Heder en el mundo, pero era demasiada coincidencia.

— Mira, era ella — y me pasó una foto, no puede ser, sí, era Heder, la amiga de mi hermana, estaba atónita, no sabía que Heder tenía una hermana, si lo hubiera sabido nunca le habría dicho a Oliver que la asesinara. No sabía que decirle.

— ¿Pasa algo, Dafne? — me preguntó.

— No, no es nada, bueno, me debo ir, gusto en conocerte — dije poniéndome de pie. No podía quedarme más tiempo aquí.

— Bueno, te acompaño hasta la salida —. Salimos del cuarto y ella me acompañó hasta la puerta.

Esta misma tarde estuve aquí, pero no recordaba bien el entorno, sólo tenía la imagen del "accidente de Heder". Todo en mi vida estaba mal, todo había empeorado desde que conocí a Oliver, pero no lo culparía de ello.

Creo que ya podía regresar a casa, me dirigí a ella, desde afuera no se escuchaba nada, tal vez ya estuvieran dormidos, al menos siempre llevaba las llaves conmigo. Abrí la puerta y fui hacia mi habitación, sólo quería descansar, me acosté y cerré los ojos, se sentía tan cómodo, cuanto deseaba que todo fuera un sueño y que nunca hubiera sucedido esto; pero no lo era, debía enfrentar la realidad.

El Juego De NielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora