Como Te Lo Había Prometido

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Después de todo lo que Niel había hecho, yo seguía viviendo con él, a pasar de que haya asesinado a mi hermana, a Oliver, me haya intentado asesinar y quiera asesinar a Yves, mi mejor amigo. Pero él no tiene toda la culpa, él no conoce la vida de los demás, siempre está encerrado y no habla con nadie a parte de mí. No tenía el valor como para acabar con la vida de Niel, desde la infancia había sufrido, además no era capaz de hacerlo, él debía seguir viviendo, bueno, eso era lo que yo pensaba.

Era el día, el día en que mi amigo moriría, ¿cómo olvidarlo? Yo había escogido el día. Me levanté, me organicé y fui al colegio.

— Hola — me saludó Yves con alegría.

— Hola — respondí, estaba más nerviosa que nunca. Hoy estaré todo el día con él, no lo perderé de vista, pensé.

— Quiero regalarte algo — dijo y sacó un paquete de su morral y me lo entregó.

— ¿Y esto, a qué se debe?

— ¿No lo recuerdas? — negué con mi cabeza —. Te lo recordaré, hace 9 años, este mismo día fue cuando nos conocimos, quería recordarlo — la verdad no lo recordaba, que coincidencia haber escogido este día para su muerte, sería algo muy trágico, pero lo tenía todo planeado, eso me tranquilizaba un poco.

— Muchas gracias — le di un abrazo —. Siempre has sido un gran amigo, creo que eres la mejor persona que haya conocido.

— No es para tanto.

— Claro que sí, ¿cómo no agradecerte? Me has ayudado mucho, espero que te vaya muy bien en la vida.

— Hablas como si te fueras a morir — me puse más nerviosa.

— No, sólo quiero agradecerte lo que has hecho por mí estos 9 años.

— Gracias — dijo con una sonrisa.

En las clases no puse atención, sólo observaba a Yves, ¿cómo no me había fijado? Era hermoso, creo que me he enamorado de él.

— ¿Dafne, me escuchas? — era Yves, no me fijé que se había acercado hacia mí, y yo como una tonta mirando hacia la nada.

— Claro.

— Bueno, entonces vamos — me puse de pie, y salimos del salón, ya habían terminado las clases.

— Yves...

— ¿Sí?

— Espera... He querido hacer esto desde hace mucho.

— ¿Qué...? — no finalizó lo que estaba diciendo, yo lo estaba besando, él no se impuso.

— ¿Por qué lo has hecho?

— He querido hacerlo — dije un poco apenada.

— Me gustó — dijo.

— A mí también — salimos del colegio.

— Déjame acompañarte — le dije.

— Claro — él me tomó de las manos —. Estás muy fría — se quitó su chaqueta y me la puso —; así no te dará frío.

— Pero a ti sí — protesté.

— No, yo estoy bien — me quedé mirándolo, se notaba que tenía frío, así que le devolví su chaqueta.

— Así está mejor — empezamos a caminar en dirección a su casa, yo estaba alerta por si había algo extraño, además no podía dejar que lo mataran.

Estábamos cruzando por un lugar vacío, no había alguien alrededor, me puse mucho más alerta y a la vez nerviosa. Yves se ubicó en frente de mí.

— ¿Estás bien? — me preguntó —. Parece como si supieras que algo terrible fuera a suceder — entonces vi que alguien apareció detrás de él, fue cuando supe que era la hora de su muerte. Así que lo empujé y me interpuse, sentí un gran dolor en mi abdomen y esa persona se fue.

Yves comenzó a gritar, no me gustaba verlo así, pero me alegraba haberle salvado la vida.

— ¿Por qué no me lo dijiste? — dijo mientras me tomaba en sus brazos — ¡no me abandones!

— Quería dar la vida por ti — dije con gran esfuerzo —. Por fin hago algo bien.

— Siempre hacías todo bien — dijo llorando — ¡Te amo! Por favor no te vayas, quédate conmigo, te amo... — dijo y me besó.

— Como una vez te lo prometí, te debía la vida, ¿recuerdas la vez que me salvaste del accidente?, aquí está la promesa cumplida — dije con dificultad.

— Yo no te dije que deberías hacerlo — era muy triste repetir la escena, era igual que cuando murió Oliver, yo estaba desesperada. Ahora Yves tomó mi lugar y yo el de Oliver.

— ¿Por qué? Yo quería vivir contigo y cuidarte — dijo.

— Ahora puedo descansar en paz, sé que no te matarán — esas fueron mis últimas palabras, luego todo se tornó oscuro y escuché a Yves decir por última vez:

— Sálvenla, por favor, ella es alguien muy especial para mí — yo tan sólo sonreí y morí con alegría...

El Juego De NielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora