Estaba en mi cuarto dando vueltas como idiota; pensaba en llamar a Yves, pero era innecesario o tal vez no me sentía capaz de hacerlo. Me acosté y mi madre entró.
— Hija, ven a comer — me dijo.
— No quiero — respondí, sí, acepto que he dejado de comer, pero necesito concentrarme en el juego de Niel.
— Últimamente no comes, ¿te sucede algo?
— No es nada.
— Sé que te sucede algo.
— Es algo que está fuera de tu alcance.
— Quiero ayudarte.
— ¿Por qué me quieres ayudar ahora? — dije con rabia.
— ¿A qué te refieres?
— Pues ustedes siempre están trabajando y le ponen más atención a mi hermana.
— Nosotros sí te ayudamos — dijo persuasiva.
— Sí claro, como no; mejor vete, no quiero empeorar las cosas.
— ¿Quién te crees? No puedes hablar de esa manera, ¿o es qué se te olvida quién tiene manda aquí?
— Yo nunca los vi como padres — dije bajando el tono de voz.
— ¿Qué es lo que acabas de decir? Nosotros te damos todo, tú no lo sabes valorar — estaba histérica.
— Ahora me dices que no valoro las cosas cuando siempre me tuvieron abandonada y me daban pocas cosas — no quería pelear con mi madre, pero ella seguía.
— Parece que debes ir a un psicólogo, estás muy mal, veo que no tomas la vida en serio — ¿cómo que no me tomaba la vida en serio? Ella era la que no lo hacía, en fin, no seguiría discutiendo. Mi madre salió del cuarto enojada.
Encendí mi computador y entré a Facebook, necesitaba desahogarme con alguien y sentía que esa persona debía ser Niel; como lo esperaba, recibí un mensaje de él.
— Hola.
— Hola.
— ¿Cómo estás?
— Un poco mal, ¿y tú?
— Bien, ¿qué sucede? — debía decírselo, ¿para eso no era que había entrado a Facebook?. Le conté sobre el problema con mi madre.
— Tranquila, debes relajarte y hablar con tu madre — me escribió.
— Eso haré, gracias tú como siempre tan amable.
— No es nada — seguimos hablando toda la noche sobre libros y dibujos, era de lo que más hablábamos.
Ya era tarde, debía dormir, me despedí de Niel y me acosté, por fin pude concentrarme en una sola cosa, mis pensamientos no me estaban enloquecido; creo que Niel me hacía feliz.
Era un día más, me levanté, como siempre, me organicé y salí con mi hermana para el colegio, hoy no nos encontramos con Yves, tal vez no vendría a estudiar por lo de ayer.
Llegué a mi salón, me sorprendí al ver a Yves.
— ¿Ya te mejoraste? — le pregunté.
— Eso creo — me dijo sin mirarme, eso me hizo sentir mal, parecía que fuera una persona común y corriente, que nunca hubiera sido su amiga. Me ubique en mi puesto y no le dirigí la palabra a Yves.
Pasaron las tres primeras clases y no le hablé ni una vez a Yves, él tampoco me habló.
Salimos al recreo, Yves no se me acercó, ¿tan mal se sentía por decirme lo que sentía por mí? Porque estaba exagerando, aunque yo tampoco le hablé, era una idiota. En el recreo estuve sola, fue un milagro que Oliver no me hubiera buscado, pero a la vez parecía que todos estuvieran en mi contra.
Regresamos a clases, todos me miraban, al parecer sabían que mi relación con Yves estaba mal; seguí hacia mi asiento como sin nada, le iba hablar a Yves para demostrarle a todos que nuestra relación no estaba tan mal, pero no lo hice, no sé por qué, algo me lo impidió. Y así pasó el resto del día, no fui capaz de hablarle.
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El Juego De Niel
Misterio / SuspensoNunca pensé que llegaría a hacer esto, no imaginé que llegaría hasta aquí. Se podría decir que me he vuelto una asesina; antes creía que matar a las personas era horrible y ahora ya no me importa, he cambiado mi forma de pensar, y por ello estoy aq...