Holaaaaaa... Acá otra vez. No dejé continuaciones el fin de semana porque no estuve en casa, pero acá va un capítulo nuevo.
Al parecer, las sesiones con la psiquiatra están rindiendo sus frutos y los consejos que Azra ha recibido la hacen recapacitar. ¿Será que por fin podrán hablar?
Como es habitual, agradezco sus comentarios, votos, etc. :-)
Después de tres sesiones con la doctora Saat, Can comenzaba a ver las cosas de otro modo con respecto a Azra. Si bien la nostalgia era su fiel compañera, al menos ya no evitaba pensar en ella. Ahora, cuando los recuerdos venían a su memoria, lejos de suprimirlos, los retenía y disfrutaba o al menos eso procuraba. Tal vez los recuerdos eran lo único que podía tener de ella y tener recuerdos era mejor que nada. También se permitió bajar un poco el ritmo de trabajo y retomar la vida social que había puesto un tanto en pausa durante el verano.
Él y su madre habían tenido una charla muy seria cuando un estúpido programa de chimentos había sacado a la luz el viaje a Ushuaia, dando a entender que entre él y Burcu Ozdemir había algo más.
- ¿Te das cuenta, madre, el daño que le has hecho a esa muchacha? – le preguntó seriamente.
- No es para tanto, hijo – había respondido Neslihan algo turbada.
- Para ti no es para tanto, porque no eres la involucrada. ¿Te has puesto a pensar en qué situación la dejas a ella? Pasará el tiempo y no habrá mesa de boda, como sugiere esa publicación. ¿Entonces qué crees que dirá la gente? Dirá que la usé y la boté.
- Pero...
- No hay pero que valga. Si en algo estimas a esa muchacha, dejarás de alimentar unas ilusiones que no tienen destino alguno y, sobre todo, dejarás de idear absurdos planes para reunirnos. Podría vivir con ella toda mi vida y no le tocaría ni un pelo. Que la vea cien veces no hará que me enamore. ¿Te quedó claro por fin o necesitas enlodar todavía más su nombre?
- Eres muy duro – se quejó Neslihan Vural.
- Lo aprendí de ti, madre – respondió lacónico.
La última semana de octubre había llegado y Azra ya estaba acostumbrada a su nueva rutina y a la idea de estar embarazada. Tenía muchos planes y sueños vinculados con sus pequeños, sin embargo, la incertidumbre y el temor al futuro no la habían abandonado. Conforme pasaban las semanas, sabía que se acercaba el momento de tomar una determinación. Debía contarle a Can sobre los mellizos, pero también a su madre y a su jefe, el señor Yilmaz.
Gracias a Semra se enteró que la tal Burcu Ozdemir no había vuelto a subir material con Can a su cuenta de Instagram, pero sí había subido imágenes con Neslihan Vural. Tal vez sólo era una amiga de la familia después de todo, pensó buscando tranquilizarse. Aunque no quisiera reconocerlo, los celos la habían acicateado por semanas y la mezcla de ira con dolor era la peor de las combinaciones, como bien lo sabía ella.
El lunes de esa semana el señor Yilmaz la había citado a su oficina durante la hora del almuerzo. No tenía idea cual podía ser el tema para tratar, pero de igual modo estaba muy nerviosa. Su embarazo no era evidente aún, pues apenas estaba llegando a la décima semana y gracias a las pastillas prescritas por Neslihan, ni siquiera había experimentado grandes náuseas. Nadie más conocía de su estado, excepto por su hermana y su doctora.
- ¡Azra querida! Pasa, pasa... No te quedes en la puerta – exclamó entusiasmado el señor Yilmaz ante la vacilación de Azra.
- Usted me mandó a llamar, señor Yilmaz – dijo ingresando a la oficina del director.
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La redención de Azra
RomanceSiete años han pasado desde que Azra y Can se vieron por última vez en un frío juzgado. ¿Qué ocurre con las ilusiones y con el amor que fue traicionado? Esta historia es una continuación de A.S.K que en español fue traducida como El precio del amor...