Un cuento bastante largo

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Holaaaa... Les dejo pronto dos continuaciones más, para pasar el trago amargo del capítulo anterior. Muchas gracias por sus interacciones, de verdad que cuentan mucho para mí.


Cuando despertó su cerebro seguía bastante embotado. ¿Dónde estaba? ¿Ese techo blanco, esa luz y... esa niñita parecida a ella? Trató de moverse, pero el dolor que sintió en el brazo por la vía abierta que tenía conectada a su vena se lo impidió. Notó también que tenía una especie de cinturón alrededor de su vientre y un banda para tomar la presión envolvía su brazo libre. La niñita puso una manita en su mejilla y le sonrió. A reglón seguido escuchó que una puerta se abría y una voz susurraba:

- Aysel, ven aquí.

Pero la niñita, que ahora estaba mirando hacia la voz que susurraba negó con la cabeza y dijo mamá, señalando a Azra.

- Aysel ven... Esa persona está enferma y necesita descansar.

- No – respondió la niñita y se quedó en el mismo lugar.

La paciencia de quien la llamaba parecía estar agotándose, porque sintió unos pasos entrar en la habitación, pero cuando quien quiera que sea llegó junto a la tal Aysel para llevársela, se quedó de piedra mirándola.

- ¡Por Alá! – exclamó la sorprendida mujer, pero cuando se dio cuenta que Azra estaba despierta se deshizo en disculpas – Lo siento, vinimos a buscar a mi marido, pero los chicos siempre se vuelven incontrolables en el hospital. Creen que es un patio de juegos. La dejaremos descansar.

- ¡Espere! – exclamó Azra procurando hacerse oír ya que se sentía agotada – Por favor, ayúdeme. Quiero sentarme.

- Sí claro – dijo Azra, accionando la palanca que alzaba el respaldo de la cama clínica - ¿Así está bien?

- Sí, gracias... ¿En qué hospital estoy? – preguntó llevándose las manos al vientre. Afortunadamente en ese momento sintió a sus pequeños moverse y eso la hizo sentirse un poco mejor. Al menos los pequeños seguían ahí.

- En Istinye.

- ¿Quién me trajo? – preguntó.

- Honestamente no sé qué le sucedió, ni quien la trajo, pero llamaré a la enfermera de guardia.

- ¿Usted es la esposa del doctor Aktan, cierto?

- Sí... Soy Filiz... Savaş me comentó que le había hecho un ultrasonido a una mujer muy parecida a mí. Pensé que exageraba, pero ahora que la veo, deduzco que es usted y que Savaş no exageró sobre nuestro parecido – luego hizo una pausa y añadió con algo de recelo - ¿Su padre no se llama Fikret Elibol?

Azra sonrió ante la duda de la tal Filiz.

- Al parecer su padre tiene mala fama – añadió tratando de dejar claro que se trataba de una broma.

- Ni que lo diga. Tenía una medio hermana mayor y luego nos apareció otro medio hermano, que tiene la edad de mi hija. Nosotros somos otros seis hermanos más... Bueno, ahora mi padre está soltero. Prácticamente ha enviudado dos veces. En fin, que no me explico cómo, pero mi padre tiene mucha suerte con las mujeres.

Azra sonrió otra vez.

- No se preocupe. Mi padre no es Fikret Elibol, aunque no descarto que puedan ser parientes, porque no conozco a la familia de mi padre, pero sé que provienen de Antalya.

- Oh... Mi padre tiene familia en Antalya. ¡Tal vez somos parientes! ¿Cómo se llama su padre?

- Melih Özak.

La redención de AzraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora