Capítulo 16

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Capítulo 16



A mediodía de ese martes, SaeRin entró en el despacho de JungKook. Tocó cuatro veces antes de empujar con su espalda la enorme puerta y pasar con una bandeja hasta arriba de dulces de chocolate y el café habitual de JungKook. Él estaba en una llamada importante, así que señaló a la mesita de cristal que había y después indicó con aspavientos de mano que se retirara. Sin embargo, SaeRin se mantuvo quieta.

—Por supuesto, es una de las razones por las cuales he decidido contactar con usted directamente. Me gustaría trabajar codo con codo, ambas empresas saldrían beneficiadas —hablaba él, con la vista puesta en la secretaria que había desobedecido sus órdenes—. Sí, por puesto. Encontraré disponibilidad para vernos y hablar más profundamente del asunto. Que pase una buena tarde, un placer.

No habló directamente después de colgar. Pasó por delante de SaeRin, se sentó en el sofá de cuero y sopló el café antes de darle el primer trago. Como siempre lucía de puertas para adentro de su despacho, JungKook se había deshecho de su corbata, de la americana y lucía cómodamente los tatuajes.

—Señor...

—Le has echado demasiada azúcar al café —interrumpió, dejando la taza sobre la bandeja y toquiteando todas las pastas y galletas hasta encontrar una lo suficientemente cargada de pepitas de chocolate.

—He tenido que ponerle edulcorante, no quedaban sobres de azúcar. No sé calcularlo bien. Disculpe.

—¿Quieres seguir la conversación de antes, has cambiado de idea o vas a decirme qué quieres cenar?

SaeRin se avergonzó un poco. Después de salir del baño, habían actuado como si nada hubiera ocurrido. Como si no hubieran estado a punto de besarse (de nuevo) o como si no hubiesen acordado una cita.

Pensaba que no estaba aún cuerda, que mejor era cancelarlo, ¿cómo había podido aceptar desde un principio?

—Vengo a hablarle de otra cosa —murmuró—. Necesito que me dé el día libre mañana.

—Imposible. Mañana tenemos agendado volver al hotel de Haeundae-gu. Debes estar ahí. —Se metió de golpe la segunda galleta, llenando sus labios húmedos de diminutos trocitos. Sus mejillas de abultaron un poco—. Te puedo dar el jueves.

—Debe ser mañana. La casera me echa el jueves.

Algo antes de lo prometido de una semana. En su larga espera en la parada del autobús, había recibido la llamada de la señora Jo. Que ya había alquilado el apartamento a la pareja de la que le habló, le había dicho, y que el jueves era su último día, que si cumplía con eso no la demandaría por impago y tampoco le exigiría pagar los atrasos.

Y en la desesperada situación que se encontraba, SaeRin había llamado a la primera empresa de mudanza con buenas críticas y bajo precio que encontró en Internet. Otra enorme gasto que apuntar en su lista.

Lo único que la alegraba un poco es que estaba segura de que metería las cosas de DongWoo en una caja y las vendería todas al mejor postor junto con los muebles grandes a los que ya no le encontraría un nuevo sitio.

—¿Cómo que te echa? ¿Vas a mudarte?

—Sí, no puedo permitirme el alquiler del apartamento.

—¿Y tienes lugar al que ir?

—Volveré a casa de mis padres.

—¿No viven como a una hora y media de aquí, en un pueblo de Ulsan? —preguntó él con el ceño fruncido.

Kissing Moon » JungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora