Capítulo 28

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Capítulo 28



El viernes, SaeRin había seguido una sesión de autocuidado espectacular. Sin haberlo podido hacer otro día, nada más salió de la empresa fue a hacerse la manicura y arreglarse el cabello. Cuando llegó a la mansión y solo vio a Cora mordisqueando uno de sus nuevos juguetes, subió las escaleras mientras llamaba a JungKook. Tras tocar la puerta de su habitación y escuchar un «adelante», SaeRin abrió la puerta mas no entró.

—Tienes media hora exacta para arreglarte, el señor Baek nos acercará al teatro.

—¿Vas a ponerte eso?

JungKook estaba parado frente al espejo, con los pantalones cayendo elegantemente por sus piernas y la camisa blanca acentuando la forma estilizada de su estrecha cadera. Estaba colocándose los gemelos que SaeRin le había comprado por su cumpleaños. Era la primera ocasión que tenía para ponérselos. Pero ella no se refería a eso, en realidad ni siquiera se había dado cuenta de ese pequeño detalle.

—Es un traje, SaeRin. ¿Qué tiene de malo?

—Nada, nada.

El moreno se giró al fin para encararla, llevándose una sorpresa de inmediato. Se había ondulado el cabello y unas horquillas doradas apartaban los molestos mechones a ambos lados de sus sienes. Estaba a medio camino de estar espléndida y JungKook esperaba el momento que se pusiera el vestido con ansias.

—¿No te gusta cómo voy?

—Vas igual que como vas vestido a la oficina.

—No veo que eso sea algo malo. Voy bastante bien vestido a trabajar. ¿Te haces una idea de  cuánto cuesta esto que llevo puesto?

SaeRin apretó los labios, aún escaneándole.

—Es una alfombra roja para una obra de teatro. Tienes que ponerte algo distinto. Un poco más llamativo. —Se cruzó de brazos—. Y más si vas a ir a mi lado.

La conversación le estaba pareciendo tan irrelevante como aburrida. JungKook suspiró.

—Mi sencillez te dejará destacar.

—No te pongas ese traje —declaró firme, entrando en la habitación y sujetando por la percha la americana del traje que descansaba sobre la cama. Luego se dio cuenta de que había algo mucho peor que añadir al atuendo de aquella noche. Su cara pasó a ser una horrorizada—. Mucho menos te pongas una pajarita.

—¿Qué problema tiene? —Sin dar más tiempo a conversar, SaeRin entró con paso ligero en el vestidor. Rodeó la cajonera de cristal donde se veían los relojes de alta gama y las corbatas y fue directamente al armario que ya estaba abierto. Aún desde la sala se escuchó decir a JungKook—: Adelante, no te cortes.

JungKook tenía tanta ropa que aun si donara la mitad de su armario aún tendría para vestir cosas diferentes durante todos los días del año, pero amaba el negro y el blanco. Tanta era la monocromía que SaeRin se espantaba cada vez que pasaba de una prenda a otra. Sin embargo, cuando sus dedos tocaron la suave tela de esa americana y metió un poco la cabeza para ver cómo era, ahogó un grito de felicidad.

La sacó del armario y giró sobre sus talones para enfrentarse a JungKook, quien estaba a solo unos pasos de ella.

—Este es perfecto.

—No.

—¿Cómo que no? —se escandalizó con voz aguda. Le dio la vuelta a la percha para que él pudiera verla mejor—. ¿No te gusta?

Kissing Moon » JungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora