Capítulo 21

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Capítulo 21



La casa rural en la que se alojaban daba unas vibras parecidas a la residencia de JungKook, aunque sin tanto lujo y con muebles más baratos. Cuando reanudaron la caminata se encontraron con el grupo en la zona de picnic. Tras más conversaciones, quejas sobre el calor y un cansancio más que mencionable, llegaron a su destino.

Justo después de una ducha para relajarse, la cena que tuvieron fue espectacular, quizá porque Jin estuvo capitaneando la barbacoa o porque GyeongJa se había encargado de hacer la compra de los mejores productos. Junto al alcohol y unas cuántas anécdotas de su época en el instituto, todos sintieron que el día había sido perfecto.

Incluso JungKook había disfrutado de la compañía, del buen recibimiento y la educación y atención que le dedicaban.

SaeRin estuvo atenta de él. Le preguntaba si le gustaba la cena, si se sentía cómodo o si sentía frío ahora que la temperatura refrescaba. Se sonrieron en contadas ocasiones, sonrisas llenas de complicidad. Mientras ella se levantaba para traer más cosas a la mesa, la gente aprovechaba para preguntarle a JungKook sobre SaeRin y a él, por supuesto, se le acumulaban las palabras bonitas en la punta de la lengua, cayendo demasiado en las redes de su propia actuación.

Cercana a la una de la madrugada todos se marcharon a la cama. JungKook llevaba esperando ese momento desde que dejaron sus pertenencias en el cuarto que GyeongJa les había adjudicado. Por supuesto, estarían juntos. Su primera noche juntos. Sin embargo, SaeRin le dijo que fuera adelantándose, pues Jin quería hablar con ella.

Solos, apoyados en la barandilla que dejaba vistas a un bosque espeso, Jin le entregó el móvil a SaeRin y le dijo que leyera. Era un artículo periodístico.

—Jeon JungKook, vicepresidente del Grupo Jeon. No es dentista, ni tiene una clínica y mucho menos es tu marido, ¿verdad? —dijo Jin, suspirando justo después.

—¿Desde cuándo lo sabes?

—Desde esta mañana, cuando os habéis parado a descansar. GyeongJa y MinSu me lo han dicho, confirmado por todos los demás. Lo han reconocido en cuanto le han visto bajar del coche —explicó, tomando el móvil que SaeRin le devolvía—. ¿Aunque cómo no lo iban a reconocer? Es una de las personas más influyentes del turismo del país. Ha salido en periódicos, revistas, la tele, la radio... En todas partes, SaeRin. Su careto está en los carteles de todas las agencias de viajes.

Ella solo podía mantener la mirada agachada, completamente avergonzada.

—Y todos han estado siguiéndome el juego por todo el día. Me siento una completa estúpida —farfulló en un hilo de voz.

—Yo también me había dado cuenta en cuanto nos lo presentaste. ¿Jeon JungKook? Estoy muy seguro que en la invitación de boda que me enviaste ponía Kim DongWoo. —Jin se apoyó sobre la barandilla y miró a su amiga—. ¿De qué conoces a este hombre?

—Es mi jefe.

—¿Trabajas en el Grupo Jeon?

—Te dije que era secretaria de una multinacional.

Jin negaba con la cabeza en una mezcolanza de incredulidad y lástima. Sentía que estaba siendo parte de una especie de broma. A pesar de tener treinta y dos años, vio en su amiga el reflejo de su yo adolescente, que se cohibía y enmudecía cuando sabía que había metido la pata y debía justificarse y pedir perdón.

Kissing Moon » JungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora