Capítulo 32

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Capítulo 32



Cora subía a saltos agigantados la escalera, pero de vez en cuando se daba la vuelta para ver si su dueño seguía tras ella, haciendo a JungKook cuidar sus pasos para no pisarla. Con la manos ocupadas por la bandeja, tuvo que abrir la puerta con el codo. En cuanto se abrió una pequeña rendija, el pelado cuerpo de la gata se escabulló al interior, saltando en la cama y yendo, como siempre, a lamer la nariz de SaeRin y a pisotearle la cara.

—Lo mucho que te quiero no evita lo mucho que odio que me despiertes —gimoteó con voz ronca, apartándose el cuerpo de Cora de encima.

—Buenos días.

El despertar fue de cero a cien en cuanto sus ojos fueron desde JungKook hasta la bandeja de desayuno hasta arriba de comida. Parpadeó asombrada. Hizo el amargo de levantarse de la cama, pero JungKook fue más hábil en acercarle la bandeja y dejarla encima de la cama luego de que ambos alisaran un poco el edredón.

—¿Qué es todo esto?

—No cabe duda de que son las pérdidas y ganancias del hotel de Jeju y los informes trimestrales de los hoteles internacionales —explicó con tono serio—. Claramente te he preparado el desayuno.

—Ya veo, ¿pero por qué?

Él se sentó sobre la cama mientras ella se terminaba de incorporar apoyándose en el cabecero de la cama.

—¿No te gusta?

—No, no es eso.

—No te gusta, ¿por qué? —JungKook miraba la bandeja para saber qué estaba mal mientras se rascaba la nuca nervioso—. He exprimido hasta zumo. Deberías ver cómo he dejado la cocina. Pensaba que te haría ilusión la sorpresa.

Nunca había tenido tanto desorden en casa. Lo único que le satisfacía era el pensamiento de tener luego que limpiarlo. Pero nada de eso servía si a SaeRin no le había parecido buena idea llevarle el desayuno. Por suerte, ella le sonrió buscando su mirada.

—JungKook, me encanta que me hayas preparado el desayuno. Tiene todo una pinta genial, de verdad. —No mentía—. ¿Pero a qué se debe?

—Solo quería hacerlo —respondió alzándose de hombros—. Aunque visto lo visto, esta será la primera y la última vez.

—Estoy muy agradecida, créeme, por favor. Pero aquí hay demasiado.

Eso tenía fácil solución.

—Yo también desayunaré contigo.

—El chocolate en tu boca me indica que ya has comido lo suficiente en la cocina.

Sin demasiado tiempo para que la vergüenza apareciera, se pasó la lengua por la comisura de los labios, notando rápidamente el dulzor. Había derretido chocolate para las tortitas, pero untando el dedo cada dos por tres, había terminado por comérselo todo. Al igual que las galletas habituales de su desayuno. Cocinar le daba hambre.

—Ha sido inevitable.

—¿A qué hora te has despertado para hacer todo esto?

SaeRin observaba la comida sin saber muy bien qué es lo que debía probar primero. Tenía la mente demasiado dispersa como para concentrarse en eso, aún medio dormida. Qué bonito gesto le había parecido. Y qué romántico también. Sin habérselo dicho jamás, JungKook le había traído el desayuno, siendo una de sus cosas favoritas, ¿cómo lo había sabido?

Kissing Moon » JungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora