Capítulo 49

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Capítulo 49



SooYoung se agarró con fuerza a SaeRin, en un abrazo que la secretaria catalogó como asfixiante, incómodo y, sin lugar a dudas, total e irrevocablemente extraño; fuera de lugar. Sus brazos estaban pegados a cada lado de su cuerpo, inertes e inmóviles, y su cabeza trataba de alejarse lo máximo de ella, como si fuera a pegarle piojos.

La mayor traidora que había pisado tierra ahora pisaba su casa y se había abalanzado sobre ella. ¿Tenía sentido? ¿Estaba en alguna especie de sueño? No podía sentir más que una repulsión absoluta, independientemente de si la otra estaba llorando o no. Quería quitársela de encima con un gran empujón, cerrarle la puerta lo suficientemente cerca de su cara como para romperle la nariz y seguir a lo suyo con JungKook.

Se la apartó juntando sus manos en el pecho y desprendiéndose de sus tentáculos. Estuvo a punto de pasarse las manos por los brazos para sacudirse la suciedad, pero se contuvo.

—¿Qué estás haciendo aquí?

—SaeRin... —Apenas podía reproducir el sonido de su voz. Sorbió la nariz unas cuantas veces, tragando el contenido a continuación—. SaeRin... Oh, SaeRin... —Ella estuvo a punto de rodar los ojos—. DongWoo me ha puesto los cuernos con otra.

No pudo evitar abrir los ojos impresionada, aunque esperó que no se le notara demasiado. Por su mente corrían muchos pensamientos.

Algunas personas no cambiaban y, tras cometer el pecado, recaían en él una segunda vez. Un ciclo sin fin.

JungKook, a varios metros por detrás, enarcó una ceja, desconfiado, pero luego rectificó su expresión. ¿De qué se sorprendía? Era de Kim DongWoo de quien estaban hablando. 

—¿Con quién?

—¡Con una amiga del trabajo! ¡¿Te lo puedes creer?! —SaeRin se cruzó de brazos.

Podía creérselo, sí. 

También hacerse una idea.

No era para nada complicado.

—Cuéntame, ¿cómo fue?

No sabía si preguntaba por mera curiosidad o porque le daba gustito ver a SooYoung probar de su propia medicina.

—Los presenté hace unos meses, cuando celebré mi cumpleaños con las de la empresa. Fue cuando... cuando él seguía contigo. —Negó con la cabeza, como si pudiera eliminar ese detalle, y sorbió su nariz otra vez. SaeRin no se permitió sorprenderse más veces. Desde luego que DongWoo había sido un cabrón durante mucho tiempo. Ahora que lo pensaba, puede que incluso hubieran existido otras antes que SooYoung—.  ¡Nunca habría llegado a pensar que...! ¡Que él y ella...! ¡A mis espaldas! ¡Les he pillado, SaeRin! ¡Les he pillado acostándose en mi propia cama!

Nunca dejaría de sorprenderle la sinvergonzonería de Kim DongWoo. Cuando pensabas que no podía venirte con algo nuevo, ahí estaba para sorprenderte. No podía estarse quietecito. No podía reservarse su picha para una persona exclusiva. No sabía lo que era la fidelidad, ni la confianza. Solo sabía bajarse la bragueta y esperar a encontrar un agujero diferente al de la persona con la que mantenía una relación seria.

Y cayó en la cuenta de que... le daba igual. No le importaba lo más mínimo que su exmarido hubiera arruinado una vez más una relación. No le incumbía y, sinceramente, no quería que la incumbiese.

Así que sujetó la puerta y dijo:

—Bueno, pues ya sabes lo que se siente. Adiós.

Cerró la puerta, pero un pie impidió que se cerrase del todo. SaeRin le dedicó una mirada serena y un gruñido. Observó la expresión de la esbelta morena de ojos afilados, dudosa y temerosa. Entonces SooYoung se levantó la manga del abrigo y del grueso jersey que llevaba puesto. Una marca violácea tatuaba su antebrazo; en su piel delicada y pálida. Era reciente, sus colores lo indicaban.

Kissing Moon » JungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora