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chapter 15.

CHAPTER 15: THE WORST PLACE.

    —¿Dijiste que sólo una persona puede volver al mundo original? —preguntó Amai, mirando de manera algo seria al hombre que consideraba que estaba loco.

    —No puedo contarles todo aún, pero la información me llegó de una fuente confiable —explicó, caminando frente a ellos—. Antes de que ustedes llegaran, nosotros ya habíamos investigado bien todo sobre este mundo.

    —Acabas de referirte a este lugar como un mundo —mencionó Arisu, recibiendo una mirada llena de ironía por parte de Amai al no darse cuenta de eso antes.

    —El hecho de que tengamos visas significa que es un mundo —habló, señalando a Arisu—. La gente de Tokio no desapareció y ya.

    Amai veía cada movimiento que el hombre raro hacia, buscando alguna señal o indicio de que mentía o estaba inventando todo lo que estaba diciendo.

    —La hipótesis es que accidentalmente entramos a otro mundo. Si es así, entonces, tiene que haber una forma de volver —comentó, sentándose de nuevo en el lugar en el que había estado antes de decir toda esa palabrería.

    —Y creamos una organización —habló la mujer de pelo largo sin perder su sonrisa que le ocasionaba escalofríos a Amai.

    —Usamos el combustible para generar electricidad y el agua de lluvia como fuente de agua potable —habló la de pelo corto y gafas de sol, que era la que mejor le agradaba a Amai hasta el momento. No se encontraba loca, por lo menos.

    —Hasta tenemos armamento en todo el país —el hombre raro simuló hacer una pistola con sus manos mientras hablaba—. Pero sólo unos pocos pueden usarlo.

    —Nuestro objetivo es reunir todas las cartas —el hombre de lentes que no había hablado desde el inicio por fin habló.

    —Y... Hay sólo tres reglas en esta utópica playa —habló, poniéndose justamente en frente de Arisu y Amai y levantando tres dedos. La chica al escuchar eso frunció el ceño, espectante a lo que estaba a punto de decir—. Regla número uno: siempre deben usar traje de baño.

    Amai lo miró con confusión cosa que el hombre se dió cuenta y dejó escapar una risa, confundiendo más a Amai.

    —¿Qué?

    —No puedes esconder un arma en un traje de baño. Es seguro, ¿no? —señaló a las dos mujeres a su lado, viendo su traje playero y viendo también que era casi imposible que portara un arma debajo de eso—. Puedes beber, consumir drogas y tener sexo.

    Amai casi se atraganta con su saliva al escuchar eso, y lo único que hizo fue aclararse la garganta. Ese lugar era literalmente un escape de la realidad.

    —Siéntanse en libertad de disfrutar la vida al máximo.

    La chica apartó la mirada del hombre, sin querer ser parte de aquella "utopía" como decían que era.