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extra 01.

¿Qué hubiese pasado si mi padre fuera una persona diferente?

    Siempre soñe con el amor de un padre. De pequeña veía a los niños en el parque abrazar y reír acompañados de sus figuras paternas y me preguntaba ¿por qué mi padre no podía ser así conmigo también?

    Mi madre era buena conmigo, claro. Cada vez que mi padre hacía algo malo ella intervenía, pero ella terminaba recibiendo lo malo sola. Las cosas que mi padre no me permitía hacer las podía hacer con mi madre, e incluso ella se tomaba el tiempo de hacer espacio en su lugar de trabajo para poder ir al parque o comer un helado.

    Mi padre estaba obsesionado con su legado. No se preocupaba por su familia, si no que se preocupaba por pasar su trabajo por generaciones.

    Él no quiso tener una hija para darle amor, compartir con ella y verla crecer. Él sólo quiso tener una hija para que sea mejor policía que él.

    Es una persona completamente egoísta, injusta y cruel. Si de pequeña me hubiese dado cuenta del tipo de persona que él era, tal vez hubiese hecho algo al respecto. Pero tan sólo era una infante inocente, y sólo quería que mi padre me diera amor, así que ignoraba todo el daño psicológico que me hacía desde una muy temprana edad.

    En mi infancia nunca tuve amigos. Iba a la escuela, hablaba con algunos niños, pero no me permitía tener amigos porque sería una "distracción a mis estudios" como mi padre decía. Que gran estupidez.

    Empecé a tener amistades cuando entré a la escuela media. Era algo mayor y mi madre convenció a mi padre que tener amigos no me iba a distraer de nada, y no podía estar toda la vida sola. Al fin y al cabo terminé perdiendo todas las amistades que tenía no sólo por mi pesada personalidad si no también porque mi padre no me permitía ir a salidas que mis amigas hacían, o a fiestas de cumpleaños, o a pijamadas. Ni siquiera me dejaba ir a visitar a alguna amiga a su casa. Así que todas se aburrieron de mí.

    Y aún así, seguía creyendo que mi padre era una buena persona. Sólo estaba desesperada de cariño y amor por parte de él. Nunca tuve alguna nuestra de afecto, ni un abrazo, ni un beso en la frente, ni un "te amo". Nada.

    Ya fue en mi segundo año de preparatoria que quise afrontar la tealidad. Mi madre ya no pasaba mucho tiempo en casa por su trabajo, mi padre tampoco. Pero mi padre iba más seguido a casa que mi madre. Cuando iba, lo único que hacía era gritarme, maldecirme y decirme que debo hacer y que no.

    Me empecé a hartar de su actitud hacia mí, y cuando le grité de vuelta fue la primera vez que me golpeó. Quedé aturdida, no lo voy a negar, mi madre me decía que él nunca sería capaz de pegarme.