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chapter 18.

CHAPTER 18: THE HATTER.

    Amai se quedó parada en su lugar sin mover ni un músculo, procesando lo que acababa de pasar.

    Miró algo perdida a las personas a su alrededor que se encontraban igual que ella; parados en su lugar sin decir absolutamente nada. Se aclaró la garganta y miró a Arisu, que asintió con la cabeza y empezó a caminar detrás del Sombrerero.

    —Nos vemos después, Kuina —se despidió de la chica en un murmuro para después empezar a caminar detrás del pelinegro.

    Caminaron un rato por los grandes pasillos de la Playa, para luego llegar a lo que parecía la sala en la que habían estado al inicio del día.

    —¡Haremos una reunión! —exclamó el número uno en lo que entró a la habitación—Los que no tienen nada que hacer aquí, fuera.

    En todo el medio de la sala había una mesa con alrededor ocho sillas. Mientras que los presentes se sentaban en las sillas que al parecer estaban asignadas para cada uno de ellos, Amai se quedó quieta pensando en donde debería quedarse.

    Caminó hacia una de las paredes cercanas a la mesa para poder escuchar de lo que hablarían, viendo a los que estaban en la mesa. Estaban los tres que hablaron con ambos al mediodía, también estaban Aguni, Niragi y Last Boss —aunque el último no estaba sentado, si no parado cerca de la silla que se supone que le correspondía— y también estaba un chico saludándolos a ambos con la mano como lo hizo con ella en el juego del tocado.

    —Chishiya —susurró con algo de alivio al encontrar al chico en ese lugar, mientras le devolvía el saludo con la mano.

    —Dos de picas —empezó a hablar la mujer de cabello negro y largo caminando hacia la mesa con algunas cartas en su mano—. Seis de picas. Cuatro de diamantes. Dos de tréboles. Tenemos las cuatro.

    Amai seguía a la mujer con la mirada, mientras veía como ella dejaba las dichas cartas en la mesa en frente del Sombrerero.

    —Hasta ahora, no conseguimos ninguna de las figuras.

    —Si no hay figuras, sólo nos falta el diez de corazones.

    La chica tragó en seco al escuchar esas palabras, de alguna u otra forma temiendo de lo que se trataría el diez de corazones. Se daba cuenta que el juego que jugó Arisu ya hace un tiempo resultó muy mal, y eso que era un siete de corazones. Ella definitivamente no estaba prepararada para jugar esa carta.

    —Diez de corazones. Nunca salió en un juego hasta ahora —Amai miró a Arisu inconscientemente, que estaba viendo fijamente la carta del diez de corazones que estaba pintada en la pared.

    —Si no sale, no podemos conseguirla. Tal vez se requiera alguna condición para que salga —la chica frunció el ceño ante las palabras que decía la que conocía como Ann, mientras su expresión cambiaba a una de confusión. ¿Habían condiciones para eso?—. Como algo afuera de Tokio, tal vez.