Capítulo 11

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20 de noviembre 2018

Caminó pateando una pequeña piedra que se había encontrado en el camino. Sus manos se encontraban ocultas en los bolsillos de su chaqueta, el día había amanecido algo frío. El invierno se estaba adentrando con fuerza y las alergias también comenzaban a hacerse presentes, su nariz se encontraba roja debido al frío mientras sus orejas se encontraban ocultas dentro de su gorro de lana.

Había salido del hospital quince minutos de lo habitual, había llamado a su mamá y le había pedido que no fuese a buscarlo que deseaba caminar un poco cerca del parque, quería despejar su mente por un momento.

Las vacaciones el próximo daría inicio a un nuevo año escolar en un nuevo Instituto, donde esperaba las cosas fueran mucho mejor que en su viejo Instituto. Esperaba esta vez poder encontrarse a si mismo, como esperaba poder encontrar personas en las cuales apoyarse.

Cruzó junto al tumulto de gente que esperaban junto a él que el semáforo cambiase de color. Caminó de prisa trato de atrás a las personas que se encontraban detrás de él, analizó a cada una de las personas que caminaban junto a él y quizás él había aprendido a no vivir la vida tan deprisa, tal vez había entendido que solo se debe vivir un día a la vez sin necesidad de apurar el mañana.

Caminó entre los arboles del parque, buscó algún banco en el que se pudiera sentar para así analizar lo dicho por el doctor aquel día, la situación estaba volviendo a su punto de inicio, la leucemia había regresado y posiblemente esta vez volvía con mayor fuerza. Él sabía que aquello no se había ido de su cuerpo nunca, él sabía que tenía que vivir con aquello para siempre, pero muy en el fondo esperaba que no volviera a atormentarlo como lo había hecho en su niñez.

Su mirada se encontró con aquel chico de pelo negro que se encontraba sentado en uno de los bancos que se hallaban bajo los árboles. El pelinegro pateaba la nieve y miraba fijamente el suelo. Su necesidad de querer ayudar a las personas era algo que siempre estaba presente y aquel día no había sido la excepción, quizás fue bueno dejarse llevar por su instinto o a lo mejor no fue tan bueno idea después de algún tiempo.

—Se acerca navidad y hay muchas caras tristes en este parque ¿No crees? —mencionó sentándose junto al pelinegro.

—Aja —murmuró el chico con algo de cansancio.

—La tarde está linda a pesar de que el invierno está haciendo de las suyas —rio—. Mucho gusto soy Jimin

El pelinegro le brindo una mirada de pocos amigos, para luego volver a posarla en el suelo mientras pateaba la nieve.

—Esta época no debería ser triste —mencionó ignorando la molestia del pelinegro—. ¿Cómo te llamas?

—Taehyung —masculló molesto.

—La gente está muy atareada en estos últimos días, no debería ser así —miró el cielo—. No hace falta andar tan de prisa, la vida se debe vivir un día a la vez

—O a lo mejor ni siquiera se debería vivir —agregó el pelinegro—. Digo no todos tenemos una vida color rosa como para estar pensando en un futuro

Jimin sacó su celular y puso a reproducir su playlist de Spotify mientras comenzaba a tararear la canción.

—Apaga eso —dijo Taehyung molesto—. Estás invadiendo mi espacio personal —recriminó.

—Las personas necesitan otras que le suban los ánimos —rio—. No me volverás a ver, Taehyung, así que caso tiene

—Chico, si ves que alguien está sentado en medio de un parque solo deberías respetar su privacidad —hizo ademán de quitarle el celular, pero Jimin fue más rápido y lo tomó.

Estrella Fugaz || VminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora