Yoongi cruzó la entrada de la casa de Jimin en su camioneta, algunas luces iluminaban los jardines del lugar y los encargados de mantenimiento ya no se encontraban rondando por el lugar como era usual durante el día.
Luego de haberse ido del instituto, había ido hacia su casa tal y como le había dicho a Jimin, había ayudado a su madre con algunos asuntos pendientes y se había encargo de recoger a su hermano de su práctica de basketball
Tocó la puerta principal para luego llevar sus manos a los bolsillos de su pantalón esperando a que la puerta fuera abierta, la cual fue rápidamente abierta por la señora Park quien de inmediato sonrió al ver al peligris.
—Yoongi —saludó—. Jimin aún no ha llegado, pero si quieres puedes esperarlo en su habitación
—Gracias —sonrió de lado.
Yoongi ingresó a la casa y enseguida caminó hacia la habitación de su mejor amigo, ya no hacía falta siquiera pedir algún permiso por parte de los padres de Jimin.
Ingresó a la habitación del rubio, el color azul de las paredes provocaba que el lugar se encontrara más oscuro a pesar de que las cortinas aún no se encontraban cerradas y la luz de las farolas podía ingresar con total tranquilidad. La cama se encontraba extendida y algunas fotos de Jimin con sus amigos estaban sobre una mesita al lado de la cama, el escritorio era un completo caos y algunos papeles se encontraban tirados sobre el suelo.
Caminó con cuidado por el lugar, como si nunca antes lo hubiese hecho y estuviese invadiendo la privacidad de su mejor amigo, sentía como si estuviera ingresando a un área restringida, una zona completamente prohibida para él y los demás. No quería sentirse de aquella manera, le da miedo tener que siquiera imaginarse que en algún momento no muy lejano iba a entrar a aquella habitación y Jimin no cruzaría más por esa puerta y que posiblemente sus padres donarían cada una de las cosas que habían dentro de la habitación para tratar de apaciguar el dolor que iba a dejar la partida de Jimin. Definitivamente él no estaba listo para tener que desprenderse de Jimin, él no quería tener que decir el ultimo adiós con una de las personas que había colocado su vida de cabeza, que había despertado sentimientos en él que nadie más había conseguido avivar.
Se acercó al escritorio, algunos cuadernos estaban esparcidos sobre el escritorio junto alguna que otra fotografía, un vaso de café se encontraba al lado y en el suelo muchos papeles hechos bolas como si lo que Jimin estuviese intentado no saliera a la primera. Agarró un cuaderno y unas cuantas fotografías cayeron al suelo, rápidamente las tomó del suelo.
Algunas fotografías mostraban a Jimin junto a sus papás, otras se encontraban junto a ellos pasando alguna tarde en el parque o en la casa de alguno, pero había una fotografía que llamó bastante su atención.
—24 de diciembre 2018 —murmuró girando la foto para observarla.
Sintió su pecho contraerse un poco. Jimin sonreía ampliamente mientras Taehyung mantenía su barbilla sobre el hombro del rubio dejando entre ver una pequeña sonrisa.
Jimin de verdad se había enamorado de Taehyung, enserio había dado todo él en esa relación y quizás había dado hasta más y podía sentir como la envidia hacia Taehyung le carcomía el pecho, pero él no podía decidir sobre los sentimientos de Jimin, él no podía tener control sobre lo que decidía el rubio y lo único que podía hacer era tragarse esos sentimientos que había crecido de a poco y estar junto a Jimin apoyando cada una de las decisiones que tomara, buscando la manera de que su amigo supiera que iba a estar junto a él hasta el ultimo momento.
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Estrella Fugaz || Vmin
FanfictionTaehyung creyó estar tocando el cielo, pero justamente en el momento que estiró su mano para alcanzarlo la estrella más bonita se apagó