Capítulo 26

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Jimin observó el techo de su habitación. Trazó unas cuantas líneas imaginarias y su mente comenzó a crear una nueva rutina de baile que podría mostrarle a Hoseok cuando saliera del hospital y a su amigo se le pasara el enfado.

La puerta fue abierta llamando la atención del rubio. Su madre le mostró una leve sonrisa mientras él sonreía ampliamente tratando de demostrarle que todo se encontraba en perfectas condiciones. No quería verla mal.

—Mamá —le llamó.

—¿Cómo te sientes? —le cuestionó al instante.

Jimin observó como Eun-ji dejaba la lonchera sobre el sofá para rápidamente acercarse a él. Eun-ji comenzó a tocarle el rostro a su hijo, revisando cada mínimo detalla que ella hubiese pasado por alto.

—Mamá, estoy bien —reprochó apartándole las manos.

—Si estuvieras bien —lo miró molesta—. Ni siquiera estarías aquí

—No ha sido nada grave —mencionó restándole importancia.

—Nunca es nada grave —resopló—. Te has estado descuidando, Jimin.

—No lo he hecho —dijo algo cansado.

—Tienes una semana sin tomar tu tratamiento —se cruzó de brazos—. ¿Qué carajos es lo que pasa por tu mente, Jimin?

Jimin guardó silenció y apartó la mirada sintiéndose culpable. Inconscientemente había dejado de tomar las pastillas recetadas por el doctor. Había prometido para si mismo retomarlas el fin de semana que había ido con Taehyung a la casa de los Kim. Él debía suponer que no tomaría esas pastillas, pero había querido autoengañarse.

—¿Es que acaso quieres morirte? —le preguntó molesta.

—No —respondió secamente.

—Debes tomar las pastillas. No puedes simplemente decidir que vas a dejar hacerlo, debes colocarte una alarma en el teléfono para que no se te olvide o si quieres puedo recordártelo

—Mhm —murmuró.

—Jimin... —su hijo le interrumpió.

—Las olvidé ¿De acuerdo? —respondió cansado—. Fue mi culpa. No hace falta que me tengas que llamar para que recuerde tomarlas, ya deja el sermón

Eun-ji guardó silencio y se sentó en el sofá que se encontraba a un lado de la camilla. Jimin la siguió con la mirada y pudo notar las grandes bolsas negras que habían debajo de sus ojos. Logró percibir en el aire el cansancio que su madre carga. La culpa apareció nuevamente.

—No puedes simplemente decidir que vas a dejar los tratamientos de lado —lo miró molesta—. Vas a volver a tomar la quimioterapia

—Mamá —reprochó.

—Soy tu mamá —mencionó poniéndose de pie—. Y vas a hacer lo que yo te estoy diciendo, Jimin. Esta vez ya no es ninguna petición, es una orden —sentenció.

—Yo no... —lo interrumpió.

—No me importa si quieres o no. Vas a tomar la quimioterapia nuevamente

Su madre salió de la habitación. El ruido de las maquinas era lo único que interrumpía el silencio que había en el lugar, convirtiéndose en su única compañía en aquel momento.

Inhaló profundamente y trató de mantenerse con calma. Intentó no llorar de nuevo, porque ya no tenía sentido sentirse más miserable.

—Necesito ser fuerte —se murmuró.

Estrella Fugaz || VminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora