Capítulo 40

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Su pie se movía con impaciencia, sus manos se encontraban temblorosas y su mente estaba completamente en blanco. Escaneó el lugar rápidamente con su vista, Yoongi estaba a su lado y frente a él se encontraba Taehyung junto a Hoseok.

La madre de Jimin estaba conversando con el médico mientras su marido la abrazaba por los hombros. Ambos escuchaban con atención al doctor quien sostenía una planilla en sus manos donde le mostraba algunas fotografías a los señores Park.

Se puso de pie llamando la atención de Yoongi quien rápidamente lo tomó de la mano, pero se zafó de él con la misma rapidez, solo negó con la cabeza hacia el mayor. Caminó hacia la cafetería, pero en el trayecto desvió un poco la ruta que debía seguir.

Conocía perfectamente como llegar a la azotea, muchas veces había subido aquel lugar junto a Jimin cuando iban a la terapia y ninguno de sus amigos los habían acompañado. Tenía sus pensamientos nublados, la voz de Jimin se escuchaba lejana en su cabeza y por más que internamente le gritaba que no se fuera, esa voz poco a poco iba apagándose.

El cielo estaba despejado, el sol brillaba con fuerza y el canto de algunos pájaros se lograban escuchar ¿Por qué todos estaban tan alegres si las cosas no estaban bien?. Gritó hasta que sintió como su garganta se desgarraba, gritó creyendo que el dolor se iba a calmar. Volvió a gritar con fuerza, volvió a sentir como el corazón se le quebraba y su alma empezaba a llorar.

Las lagrimas no tardaron en hacerse presente en sus mejillas, los sollozos no pasaron desaparecidos y el temblor de sus manos empeoró. Se acercó a la baranda que delimitada el final de la azotea.

Los carros transitaban con velocidad con prisa, algunas personas caminaban relajadas mientras otras iban apresuradas. Respiró profundamente para luego dejar botar todo el aire que contenía en sus pulmones.

—Necesito que seas fuerte, Jeon —se murmuró para si mismo—. Necesito que dejes de llorar

Sujetó con fuerza la baranda, sus nudillos se tornaron blancos debido a la fuerza que ejercía. Se inclinó un poco hacia adelante y pensó que a lo mejor la caída no sería tan catastrófica. Se apartó al sentir como la falta de aire se hacía presente.

—No puedes ser cobarde —murmuró.

Llevó sus manos hacia los bolsillos de su chaqueta y sintió la caja de cigarros de Yoongi junto el encendedor. Aquellos que le había quitado antes de iniciar las presentaciones para evitar que fumara cerca de Jimin o Hoseok.

Sacó la cajetilla y la abrió, hacía mucho no fumaba un cigarro. Hacía mucho las paletas de fresa se había vuelto en su vicio en lugar del cigarro, pero justamente en aquel momento no tenía consigo ninguna paleta de su sabor favorito. Abrió la cajetilla y sacó el cigarro, tal como su hermano le había enseñado llevó el cigarro hacia sus labios, sus manos temblaron cuando acercó el encendedor hacia el cigarro para encenderlo.

Inhalo con fuerza y sintió como el humo inundaba sus pulmones, la tos de la primera vez no se hizo presente, aun recordaba perfectamente como fumar un cigarrillo sin verse ridículo. Exhalo todo el humo y sintió como los nervios se calmaban, la paz empezaba a llegar de vuelta o eso era lo quería hacerse creer.

Le dio una nueva calada al cigarro, cerró sus ojos con fuerza disfrutando de la sensación de relajación que le brindaba fumar. Había olvidado lo que se sentía cada vez que le brindaba una calada al cigarro. Unas cuantas caladas más y acabo por completo el primer cigarro, no dudo en encender otro y embriagarse con la nicotina.

Estrella Fugaz || VminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora