Libro 2 Capitulo 32

312 20 9
                                    

Tu mejor maestro es tu último error.

Ralph Nader

—¯'v'¯—

Amándote

S*M

—Tú eres quien me cambio la vida y me gustas ¿Qué más quieres escuchar? —preguntó bebiendo un poco más de café— la prueba es que estoy aquí, a la primera llamada que me haces me tienes a tu disposición.

—Yaten —no podía borrar la sonrisa de su rostro— hay algo muy importante que debo decirte, pero antes quiero que me hables de ti en estos años.

—Exactamente ¿Qué es lo que te gustaría saber? porque bien puedo hablar y hablar y hablar y no dar con lo que más te gustaría escuchar —dijo con una sonrisa al ver su rostro feliz— mejor tú pregúntame y prometo responderte con la verdad.

—Mmm —meditó mientras daba otro sorbo a su café— Hay tantas cosas que me gustaría saber, creo que todo me intriga. Por ejemplo ¿nunca regresaste a Tokio hasta ahora? es decir cuando terminaste la maestría ¿No te tomaste algún tiempo para venir? —esperó la respuesta con suma atención, aunque no queriéndolo hacer ver tan evidente.

—No, no quise volver a este lugar —suspiró recargándose en el respaldo de la silla jugando a lo lejos con la taza— de hecho, pensé que jamás volvería.

—¿Ni siquiera por tu familia o algo importante? no sé, quizá un motivo que cambiara ese deseo de no volver —Pensó que tal vez ella era el motivo de jamás querer volver a ese lugar y eso no le agrado, pero no lo manifestó en su semblante.

—Cuando partí de este lugar fue con la idea de no volver, de hacer una vida lejos de todo lo que me recordara mi antigua vida y me refiero a la de conquistador y todo lo que tenía que ver con ella, no quería terminar igual de patético que Malachite —sonrió ligeramente— perdón si lo que digo ofende a tu querido profesor, pero es la verdad, esa vida me estaba cansando y tenía otros planes para ese viaje, unos muy distintos.

—Ya veo —sonrió sutilmente volteando un poco su rostro. Suspiró, no pudo evitar pensar en que tal vez Malachite tuviera razón. Ella fue demasiado egocéntrica en pensar que solo se había alejado tanto tiempo por ella o que quizá hubiera motivos con ella de por medio, tal vez si él no hubiera vuelto ella seguiría y moriría llena de amor sin nada que de su parte los uniera o ella fuera más para él— No te preocupes tu eres libre de pensar lo que desees de cualquier persona —dijo refiriéndose a Malachite— ¿Y si no pensabas volver porque lo hiciste? ¿No hubiera sido mejor para ti y Serena que iniciaran su vida juntos lejos de aquí?

—Sí, quizá —suspiró bebiendo un poco de café ocultando una sonrisa al hacerlo— pero sabemos que para poder ayudar en la recuperación de un severo trauma lo mejor es enfrentarlo y eso es lo que quiero hacer con Serena. Tiene que volver a ser la que era antes, pero para eso debe recordar y enfrentar su pasado, un pasado llamado Seiya Kou.

—Vaya no cabe duda que eres un estupendo prometido —dijo más por compromiso y no es que no lo fuera ella moriría por ser la etiquetada como su prometida, si no ponerle esa etiqueta para otra mujer no era de su agrado— realmente me sorprende mucho toda esta situación, pero... —sonrió voleando a verlo— este café esta delicioso y no quiero amargarlo, mejor dime sobre tu doctorado y en que fue en lo que te especializaste, siempre me pregunte como irías y que habrías decidido a final de cuentas, si tus aspiraciones habían cambiado o no.

—Todo siguió como lo tenía planeado. No soy del tipo de hombres que cambian de decisiones, eso debiste saberlo tu mejor que nadie. Que cuando tengo algo en mente no descanso hasta conseguirlo

Maldito ErrorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora