Libro 2 Capitulo 44 Epilogo

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Tu mejor maestro es tu último error.

Ralph Nader

—¯'v'¯—

The End

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.•'¯'•—.•*— *UN AÑO DESPUÉS * —*•..•*¸.•'¸.•'¨—

Seiya sonreía tratando de que su emoción no acrecentara sus nervios tanto como para echar a perder aquel momento que había esperado por años y más en el último año. Pasó la mano por su pecho alisando el corbatín que engalanaba aquel esmoquin haciéndolo lucir como un verdadero caballero. Volteó a ver a su pequeño heredero, aquel hermoso y rozagante bebé de mejillas sonrojadas y cabello negro de apenas algunos meses que parecía igual de feliz jugando con las mancuernillas de su elegante y simpático esmoquin hecho a medida. La gente estaba impaciente por ver a la novia, y en la espera el invitado principal parecía el pequeño Kousito, lo cual no le molesto en absoluto a Seiya.

De pronto aquella hermosa y romántica melodía que anunciaría la entrada de la esplendorosa novia comenzó y Seiya pudo sentir sus manos húmedas y su sonrisa en él al esperarla.

Sonrió en cuanto puso un pie en el camino que la conduciría a Seiya, su único y verdadero amor, pero más que nada a su familia. Aquel vestido de novia que lucía había sido escogido en compañía de su mejor amiga. Color marfil que recordaba a los de las princesas medievales solo que con la sencillez que siempre se mostró Serena al vestir. Su cabello atado de lado solo adornado por broche de flores de cristal, pero quizá no era más su atuendo lo que lucía sino esa sonrisa de felicidad que irradiaba conforme caminaba hacia el altar. Sonrió a sus invitados, pero sobre todo a los que sabían todo lo que habían pasado a lo largo de los años.

.•'¯'•—.•*— * Flash back* —*•..•*¸.•'¸.•'¨—

—¡¿Qué?! ¡¿Qué?! —Se puso inmediatamente de pie el padre de Serena al escuchar aquello, sin deshacerse de la cara de asombro a su hija para después voltear a ver a Seiya con suma molestia— ¿Cómo puedes regresar con esté joven hija? Y además ¡Vivir juntos! —era algo a lo que no daba cabida.

—Porque lo amo —dijo con tranquilidad tomando la mano de Seiya— Y porque no solo él se equivocó, yo también lo hice, así que también tengo culpa de mi propio dolor, pero ya aprendimos la lección

Sin decir una palabra se dejó caer sentándose pesadamente en su asiento.

—Así es Señor Tsukino, yo amo a Serena y en este amor las distancia, los obstáculos y las lecciones de vida solo han hecho que la ame más cada día, que me dé cuenta de que no quiero una vida sin ella —dijo con convicción y determinación.

El padre de Seiya solo se había mantenido al margen, era momento de que expresaran y defendieran sus circunstancias.

—¿Están seguros de que los problemas del pasado ya no serán un obstáculo para que puedan comenzar de nuevo? —preguntó la madre de Serena observándolos fijamente. Era cierto, hacía tiempo que no veía a su hija tan decidida, pero sobre todo con ese brillo en los ojos.

—Lo estamos mamá y esperamos contar con el apoyo de los tres. Eso completaría nuestra felicidad —Se puso de pie para sentarse a lado de su padre— mi vida sin Seiya estaría incompleta ¿Me crees papá?

—No lo entiendo Serena. Te he visto de una manera que un padre jamás quiere ver a sus hijos, sufriendo —no estaba convencido, aquel joven que ahora más bien parecía un hombre y frente a él parecía hablar con la verdad, pero también lo creyó en el pasado y se había equivocado.

Maldito ErrorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora