Capitulo 15 Dudas y Confusiones

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Tenía algunos minutos despierta, pero no se atrevía a moverse. No quería que aquel sueño maravilloso de estar entre sus brazos y sentir su calor se terminara, aunque sabía que era inevitable, pero verlo así dormido y en su habitación realmente lo hacía mágico. Lentamente acarició sus labios con su dedo índice dibujando el contorno de ellos mientras sonreía.

Fueron los sutiles rayos de sol que se filtraban por la ventana y las caricias en sus labios los que hicieron que Seiya abriera los ojos. Trato de darse vuelta, pero alguien cálido junto a su cuerpo aun desnudo se lo impidió. Sonrió cobrando la conciencia del tiempo, lugar y compañía.

—Hola —murmuró aun jugueteando con sus labios— buenos días, mi caballero

—Buenos días princesa —tomó su mano acercándola a sus labios para besarla— ¿Cómo dormiste?

—De maravilla, como nunca —acurrucándose más a él— no sabía que se podía dormir tan bien en unos brazos tan fuertes

—Ni yo con una pequeña princesa sobre mi cuerpo —sonrió acariciando su cabello.

Serena suspiró mientras besó el pecho de Seiya— Gracias, fue el mejor inicio año que puede tener

—Podemos repetirlo cada año si gustas

—¿Y por qué cada año? —Hizo un ligero puchero— aunque suena interesante la propuesta

—Bueno esa expresión no deja exentos las trescientas sesenta y cinco noches restantes —sonrió.

—Y no te olvides de algún año bisiesto —agregó con una sonrisa similar— más los días, porque no solo de noche se puede —mostrando una sonrisa pícara.

—Vaya, vaya siento cierto aire de romanticismo y Kousitis en el ambiente —sonrió divertido acariciando su barbilla.

—No sé de qué hablas —desvió la mirada— yo no tengo nada de eso que mencionas

—Si tienes todos los síntomas de Kousitis —tocó su frente como si midiera su temperatura— si ya te pego. Veras, es ese deseo de probar mis labios —se acercó besándolos sutilmente— y sentir mis manos —deslizo sus manos por su piel— verme y escucharme —su vista se fijó en sus reacciones— sin olvidar que no puedes dejar de pensar en mi

Sonrió algo sonrojada— Quizá si tengo esa enfermedad, pero aún no encuentro la cura para tan grave mal

—Lo siento, no hay cura, pero si un muy buen tratamiento —acarició cada milímetro de su rosto con la amplia palma de su mano— estar cerca de mi cada día de tu vida

—¿No sería un tratamiento demasiado largo, costoso y difícil de cumplir? —preguntó entre cerrando los ojos al sentir su caricia.

—Solo largo, muy largo —sonrió contemplándola, esa mañana se veía especialmente hermosa.

—Entonces no importa, quiero el tratamiento porque creo que ya no podría vivir sin él —dijo casi sin pensar, tal vez era un compromiso algo fuerte, pero es lo que sentía— sin cada beso, sin cada caricia, sin escucharte, sin verte —abrió los ojos para poder ver su rostro varonil.

—No te voy a exponer a semejante tortura —haciéndole ver que él tampoco quería ni podía alejarse de ella, mientras se recostaba sobre su pecho sintiendo el latir de su corazón bajo su oído— ¿Sabes? el sonido de tu corazón es como si cantara y tiene una dulce voz

—¿Y qué es lo que te canta mi corazón? —preguntó mientras acariciaba con suavidad su espalda.

Sonrió— Me dice que espera que esto se repita muchas veces más y que no puedes contener las ganas de abrazarme —mantuvo su sonrisa incorporándose para ver a su rubia a los ojos— y también que debemos alistarnos si no quiero morir joven —Besó la punta de su nariz.

Maldito ErrorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora