Maldito Error

Libro 2 Capitulo 43 Verdadero Hogar

Tu mejor maestro es tu último error.

Ralph Nader

—¯'v'¯—

Verdadero Hogar

Malachite cerró el auto bajando consigo aquella caja que contenía el pastel predilecto de Mina junto con la película favorita de ambos. Sabía que sería una tarde larga y dramática donde esta vez estaría más derrumbada que nunca, pero aquello seria lo último. Todo estaba preparado para pedirle iniciar una vida juntos lejos de Tokio. Al llegar a la puerta toco, pero nadie respondía.

—Mina, sé que estás ahí. Abre... —la llamó con su tono habitual.

—Vaya aquí también tengo que hacer lo mismo —dijo en queja al tener que abrir la puerta él, lo que menos se esperaba era que Mina recibiera visitas y sobre todo tan temprano, pero al abrir la puerta el gesto que tenía cambio a uno inexpresivo— ¿Se le ofrece algo profesor Kunzite?

Pero Malachite también se llevó una gran sorpresa al verlo ahí y tan temprano— ¿Qué haces aquí? necesito ver a Mina — ¿Qué hacia él? jugando con ella o poniéndola de nuevo en un papel de amante.

—Lo siento, ella no está llevó a Mia al colegio ¿quieres dejarle algún mensaje? —preguntó observándolo fijamente.

Malachite lo vio fija y despectivamente— ¿Así que ahora eres su mensajero?

Se encogió de hombros ligeramente con una sutil sonrisa— Si lo quieres ver de esa manera, está bien, yo lo vería como un favor hecho a mi esposa.

Su rostro se tensó— Deja de decir estupideces Yaten. Yo no hablo de Serena sino de Mina.

—Yo tampoco hablo de Serena. —Suspiró alejándose, dejando la puerta abierta para poder continuar con su labor de guardar las cosas que le había pedido Mina en una caja— Estoy hablando de Mina, mi esposa.

Sin pensarlo soltó de sus manos lo que había llevado y se acercó él tomando entre sus manos el cuello de su camisa— ¡¿Qué demonios pretendes?! Tu solo juegas con ella, le has hecho más daño del que yo le hice y aun si te muestras con ese aire de arrogancia —su voz era llena de furia— No la mereces, que no entiendes que tu jamás le darás tranquilidad.

Tomó con fuerza sus muñecas haciendo que lo soltara— ¿Y usted si se la merece profesor? —preguntó aun sosteniendo sus manos— vamos Malachite, si es verdad ese amor que dices tener por ella dejaras que sea feliz a mi lado, te alejaras de mi esposa. Porque eso somos, Mina y yo nos hemos casado. Mia es legalmente hija de ambos, le daremos esa familia que tanto deseaba. Por fin estaré junto a la mujer que amo y a mi hija, por eso es por lo que puedo mostrarme arrogante.

Malachite lo soltó, quitando las manos de Yaten de las suyas con molestia— No lo haré, Mina se ha convertido en parte de mi vida. Algo que tu no comprendes, tu podrás ser el hombre que ella ame, el padre de su hija o su esposo, pero lo que yo siento por ella y la conexión que une nuestras almas jamás lo quitaras, porque ella es mi alma gemela

Sonrió con tristeza al ver en ese estado al hombre que alguna vez admiro— ¿Piensas convertirla en tu amante nuevamente?

Quería decirle que sí, qué si alguna vez solo él fue dueño de ella, la tendría de nuevo— No... —Presionó sus puños— No lo hago por ti y tampoco estoy diciendo que me alejare de ella —Odiaba estar en ese papel, teniendo que hablar con ese joven prepotente lo que solo con ella debía hablar.

—Malachite, alguna vez llegue a considerarte no solo como mi mejor profesor sino como un amigo y quizá ahora no me creas, pero en aquel tiempo cuando me enamore de Mina no fue con la intención de molestarte o de probar que yo era mejor que tú. Mina realmente me conquisto con cada una de sus acciones y tú lo sabías, que ella estaba enamorada de mí, que nos amábamos, ¿por qué no dejaste que fuera feliz a mi lado? —Preguntó observándolo ya no con burla o molestia, sino con tranquilidad pues ya no había nada más que probar en ese momento.