VII

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Las cabañas formaban la colección de edificios más estrafalaria inimaginable. La de Zeus y la de Hera, que eran las cabañas uno y dos, ambas con columnas blancas, se levantaban en el centro, flanqueadas por cinco cabañas de dioses a la izquierda y otras cinco de diosas a la derecha, de manera que entre todas dibujaban una U en torno a un prado verde con una barbacoa.

Todos los tejados estaban moteados de nieve y se respiraba un aire tranquilo, producto de los pocos campistas que había en aquella época del año. Dante fue a la cabaña de Ares para intentar descansar un poco - ¿Sabemos algo de Clarisse? - pregunto en cuanto llegó a la puerta de su cabaña.

- Seguimos sin noticias... - le informó uno de sus hermanos.

Dante soltó una maldición entre dientes mientras se frotaba la muñeca, un poco nervioso. Hacía ya casi un mes que Clarisse había salido en una misión confidencial, al principio ella había estado comunicándose casi a diario, pero de golpe la comunicación se cortó... Y no había ni rastro de la segunda al mando de la cabaña cinco - ¿Y Marco? -

- Entrenando... - Dante asintió ante esas palabras y volvió a salir, en busca del menor de los campistas de Ares. Caminó tranquilamente por el campamento mientras iba saludando a los distintos campistas con los que se cruzó.

- Oye Dante - le llamó Beckendorf - Ya tengo lo que me pediste -

- ¿Ya lo has acabado? - soltó el hijo de Ares, sin molestarse en esconder la sorpresa en su voz.

- ¿Con quién te crees que estás hablando? - preguntó el hijo de Hefesto sacando pecho.

- Tranquilo Charlie, no te enfades - respondió mientras le daba unas palmaditas en la espalda de su amigo - Vamos, ¿dónde está mi nuevo juguetito? -

Dante siguió a Beckendorf hasta la cabaña de Hefesto. Ambos fueron al taller de donde Charles sacó un maletín negro. Dante estiró la mano, pero el otro alejó el maletín - Antes de darte esto, quiero que seas consciente de lo difícil que ha sido hacer esto -

- Y yo quiero que seas consciente de la absurda cantidad de dracmas que te he pagado - respondió Dante - Te recuerdo que casi me dejas en números rojos... Deberías quejarte menos -

- Hazme caso, me quejo poco - contestó el hijo de Hefesto mientras le pasaba el maletín. Dante apoyó el maletín en el banco de trabajo y lo abrió lentamente. Dentro encontró exactamente lo que había pedido hace unas semanas. Dos pistolas, para ser más exactos, dos Desert Eagles de 12,7 mm, su modelo de pistola favorito - Tal y como lo pediste - dijo Beckendorf - Dos pistolas modificadas para disparar munición de bronce celestial, inofensivas para los humanos, pero letales para los monstruos -

- ¿Y el tema de los cargadores? - preguntó Dante mientras sacaba las balas.

- Eso ha sido lo más difícil - respondió Beckendorf mientras le pasaba unos planos - La Desert Eagle tiene unos cargadores de 9 balas, bastante limitados... Pero, he conseguido diseñar unos cargadores mágicos de cuarenta balas -

- ¿Cuarenta? - sin duda estaba impresionado. La armas mágicas no eran nada fáciles de fabricar y Beckendorf había hecho un trabajo sobresaliente.

- Cuarenta - respondió Charles - En el maletín llevas cinco cargadores más, lo que hace un total de doscientas balas. Cuando se te acaben ven a verme con una bolsita de dracmas... Y además, mira esto - Beckendorf sacó las dos pistolas del maletín y accionó un botón oculto en ambas armas. Estas primero se alargaron para después unirse y formar un único fusil de asalto de largo alcance - Con el modo francotirador puedes alcanzar objetivos a más de mil metros. Además, la mirilla puede regularse para objetivos más cercanos -

ARES #3 // DIOSES DEL OLIMPODonde viven las historias. Descúbrelo ahora