Dante despertó ahogado. Su corazón latía como loco, completamente desbocado, haciendo que su pecho subiese y bajase demasiado rápido. Abrió los ojos, intentando ver algo pero era incapaz de enfocar nada. Podía sentir el suave agarre de una mano, pero no podía ver quién era. Tras unos segundos la imagen de Helena, iluminada por unos rayos de luz surgió.
Dante era incapaz de creer que ella estuviese allí. No sabía dónde estaba pero ella no estaba allí, era una ilusión... Un engaño. Aun así, se permitió un segundo de debilidad, mientras una leve lágrima amenazaba por salir - Lo siento... - farfulló - Lo siento mucho -
- Hey Dante, tranquilo... - respondió ella con la sonrisa más dulce que jamás había visto - Tranquilo, estás a salvo -
Entonces, la imagen de Helena fue cambiando a medida que aquellas luces se apagaban. Dante alargó su mano libre en un intento de tocar su rostro antes de que desapareciese... Demasiado tarde. Y es que donde antes estaba aquella chica que brillaba como el sol se encontró con la mirada triste y apagada de Zoë Belladona - Zoë... - musitó sin entender lo que veían sus ojos - ¿Dónde estamos? ¿Qué ha pasado? -
La cazadora le ayudó a incorporarse mientras Dante miraba a su alrededor. Estaba tumbado en la parte trasera de una furgoneta, estacionada en mitad del desierto, a la entrada de un enorme cañón - Hey, tranquilo. Relájate, estás a salvo... ¿Cómo te encuentras? -
- Bien... Me encuentro perfectamente - dijo mientras palpaba su cuerpo, en busca de alguna herida. Para haber sostenido a un coloso de miles de toneladas se encontraba sorprendentemente bien... Casi ni podía creerlo.
Entonces, Grover quién estaba sentado a su lado en silencio tomó la palabra - Dante... Has tenido un infarto -
- Sí bueno, no sería el primero - respondió él sin hacerle mucho caso.
- Dante - repitió el sátiro con seriedad, captando su atención - No estoy hablando de uno de esos microinfartos que dijo Helena... Estoy hablando de un infarto con todas las letras -
Zoe le soltó la mano, cosa que él ni si quiera recordaba que estaba haciendo. Sin embargo, perder el agarre de la chica le produjo un extraño vacío en el pecho - Escucha, tu corazón se detuvo por completo durante casi cinco minutos... Un humano normal habría muerto - Dante mentiría si dijera que aquellas palabras no le pusieron un poco nervioso pero actuó como si nada - Thalia tuvo que golpearte con un rayo para que tu corazón volviese a latir... Dante, has estado apunto de morir -
- Oye... ¿Dónde están Percy y Thalia? ¿Y cómo está Bianca? - preguntó, intentando cambiar de tema. En aquella furgoneta solo estaban ellos tres sentados en la parte trasera, no había ni rastro de los otro tres chicos. Sin embargo, en cuanto hizo aquella pregunta se arrepintió. No necesitó que nadie dijera nada para saber que algo no iba bien. La misma sensación gélida que había sentido al estar al lado de los hermanos Di Angelo barrió el lugar, poniéndole los pelos de punta.
- Percy y Thalia fueron a dar una vuelta en lo que tú recuperabas la conciencia - explicó la cazadora - Ya sabes, para reconocer el terreno -
- ¿Y Bianca?
- Ella...
Dante casi podía ver el nudo en la garganta de Zoë. Así que antes de que dijese algo que nadie quería escuchar, habló - Da igual... No necesito que me lo digas - bajó de un salto de la furgoneta y se estiró bajo los cálidos rayos del sol - ¿Dónde se supone que estamos? -
- ¿Tío, estás bien? - le preguntó Grover con el ceño fruncido.
- Sí, ya os he dicho que no me duele nada... - bostezó él.
- No me refiero a eso... - respondió el sátiro por lo bajo - Bianca ha... -
- Lo sé - le interrumpió Dante con tono afilado - No olvides que soy el hijo del dios de los caídos en batalla... Aún puedo sentirla -
ESTÁS LEYENDO
ARES #3 // DIOSES DEL OLIMPO
FanfictionRecuerda quién eres... Seis meses han pasado desde que Thalia fue liberada de su prisión y una nueva amenaza se alza al oeste del país. Dante deberá unir fuerzas con nuevos aliados y descubrir los secretos de su propia poder si quiere que la luna b...