XX

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El dios de la guerra se giró con un intento de sonrisa encantadora y saludó a su hijo con la mano libre mientras con la otra apoyaba la punta de su espada en el cuello de Percy - ¿Qué hay chaval? - le saludó. Ares llevaba el pelo cortado al cepillo, con una cazadora de cuero negro de motorista, tejanos negros, camiseta sin mangas y botas militares. Una parte de el propio Dante estaba ligeramente consternado, por lo general su padre se presentaba ante él vestido como un militar y no como una especie de motorista macarra...

- Descansen - dijo con voz profunda. Chasqueó los dedos y las armas de todos los presentes cayeron al suelo - Esto es un encuentro amistoso - sin embargo, hincó un poco más la punta de la espada en la garganta de Percy - Me encantaría llevarme tu cabeza de trofeo, desde luego, pero hay alguien que quiere verte. Y yo nunca decapito a mis enemigos ante una dama -

- ¿Qué dama? - preguntó Thalia.

Ares la miró - Vaya, vaya. Sabía que habías vuelto - bajó la espada y le dio un empujón a Percy - Thalia, hija de Zeus. No andas en buena compañía - después miró a Dante y le guiñó un ojo. O eso supuso Dante ya que llevaba unas gafas de sol - Exceptuando a mi gran hijo -

Dante hizo un bostezo exagerado mientras se sentaba en el suelo - ¿Qué pretendes, padre? - le preguntó - ¿Y quién es la dama que está en el coche? -

- Bueno, tú ya la conoces... Y dudo que ella quiera ver a los demás. Sobre todo, a ésas - señaló con la barbilla a Zoë y Bianca - ¿Por qué no vais a comeros unos tacos mientras esperáis? Percy sólo tardará unos minutos -

- No vamos a dejarlo solo con vos, señor Ares - contestó Zoë.

- Además - acertó a decir Grover - La taquería está cerrada -

Ares chasqueó los dedos de nuevo. Las luces del bar cobraron vida súbitamente. Saltaron los tablones que cubrían la puerta y el cartel de «Cerrado» se dio la vuelta: ahora ponía «Abierto» - ¿Decías algo, niño cabra? -

- Hacedle caso - le dijo Percy a sus amigos - Yo me las arreglo solo -

La mirada de Dante fue de su padre a su amigo. Por lo que había dicho su padre se le ocurrían un par de personas que podían ser. Además, no parecía que Ares se fuese a poner a pelear contra Percy, así que asintió - De acuerdo muchachos... Vámonos. Yo sí tengo hambre -

***********

Ya había pasado bastante tiempo desde que Percy entró en aquella limusina. Dante y los demás estaban sentados en la barra del restaurante comiendo sus tacos. Sin embargo, la mente del semidiós estaba en todos lados menos allí. Las dudas y preguntas envolvían su cerebro mientras se rebanaba los sesos en busca de una respuesta que le diese sentido a todos sus problemas. ¿Quiénes eran en realidad los hermanos Di Angelo? ¿Con quién estaba hablando Percy y por qué? ¿Y cuánto de cierto había en la pesadilla de Helena? ¿De verdad él iba a sucumbir ante el peso de de una misteriosa fuerza?

- Dante - le llamó Zoë, tocando su hombro ligeramente. El chico alzó la mirada para ver como su compañera señalaba la ventana - Parece que te llaman... -

Y es que fuera del local Dante vio a su padre haciéndole un gesto para que saliese. Dante dudó unos segundos pero al final se levantó - Ahora vuelvo... Y Grover, no te comas mis tacos - dijo antes de salir del restaurante.

Fuera su padre le esperaba con un cigarro en la mano mientras miraba el cielo estrellado - En la antigüedad era más bonito... - musitó mientras le daba una calada al cigarro. Después bajó la cabeza y miró a su hijo - ¿Quieres? - le preguntó, ofreciéndole un paquete de tabaco.

Dante negó mientras apoyaba los codos en una barandilla - No... No fumo - Ares se encogió de hombros y convirtió el paquete en una granada que guardó en el bolsillo - Padre... ¿Qué haces aquí? -

ARES #3 // DIOSES DEL OLIMPODonde viven las historias. Descúbrelo ahora