XIX

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Por unanimidad decidieron acampar en aquella zona de servicio y recorrer la chatarrería por la mañana. Nadie quería zambullirse en plena oscuridad entre los escombros. Zoë y Bianca sacaron seis sacos de dormir y otros tantos colchones de espuma de sus mochilas. Sin duda eran unas mochilas mágicas con un espacio ilimitado.

- Bueno... Voy a mandar un mensaje de Iris antes de que se haga de noche - dijo Dante mientras se levantaba - Además, como Helena no reciba noticias nuestras pronto mandará al ejército de los Estados Unidos para buscarnos -

Dante sacó de su mochila el prisma que siempre llevaba y se alejó unos cuantos metros del grupo. Dejó el cristal sobre un montículo de piedras y en seguida fue atravesado por los últimos rayos de sol, creando el arco iris. Sacó un dracma de oro y lo arrojó a aquella fuente de luz, desapareciendo en el acto - Diosa Iris. Por favor, acepta mi ofrenda - dijo con las manos juntas - Helena Norton. Campamento Mestizo -

Los colores del arco iris se difuminaron durante un instante para después crear la imagen de la chica. Por la hora que era Dante pensó que se encontraría a Helena sentada en la hoguera del campamento rodeada de sus compañeros. Sin embargo, la imagen era ligeramente distinta... Y es que lo que vio fue a la chica, durmiendo plácidamente en su litera.

- Mierda... El cambio horario - suspiró en voz baja, intentando no despertarla. Pensó en acabar con el mensaje de Iris en aquel momento pero una parte de él le obligó a seguir mirando. Sus ojos recorrieron todo el cuerpo de la chica. Desde sus labios que soltaban leves exhalaciones, denotando su tranquilidad, hasta la blusa que usaba para dormir y los pantalones cortos que se habían levantado levemente, revelando una parte de sus caderas.

Dante apartó la mirada con el rostro completamente rojo. En el fondo sabía que aquello no era correcto, pero Helena era como un imán para él. Un imán que le obligaba a mirarla sin ser capaz de apartar la mirada - ¿Qué tal está Helena? - preguntó la voz de Percy a su espalda.

Dante dio un brinco sorprendido mientras se interponía entre el chico y la imagen. Percy miró a su amigo con la ceja levantada mientras Dante empezaba a improvisar una excusa - Yo... Bueno... Estaba... - dijo con la voz entrecortada.

Para su suerte, la voz adormecida de Helena llamó su atención - Dante... ¿Eres tú? -

Dante se dio rápidamente la vuelta, esperando encontrar el rostro medio adormecido de la chica. Sin embargo Helena seguía durmiendo. Solo que su descanso había pasado de un plácido sueño a una especie de pesadilla. Dante vio como Helena agarraba las sábanas con fuerza, hasta que sus nudillos se volvieron blancos - Helena... - la llamó él con suavidad pero la chica no le oía.

- Dante... Ten cuidado - musitó ella con el ceño fruncido. Entonces él pudo ver como un escalofrío recorría todo el cuerpo de la chica haciéndola temblar - Por favor... -

- Helena - volvió a llamarla él con un tono más alto. La chica se levantó como un resalto, con la mirada desenfocada - Hey... Tranquila cariño - le dijo él en un intento de relajarla.

La chica necesitó unos segundos para comprender lo que acababa de pasar. Helena miró el mensaje de Iris como si no pudiese creer que Dante estuviese allí - Dante... - dijo ella con la voz rota. Sus ojos estaban rojos y se habían llenado de lágrimas.

Dante sintió el impulso de alargar una mano y limpiar aquella lágrimas - Hola preciosa - dijo con una sonrisa tranquilizadora. Ambos se quedaron durante unos segundos mirándose, como si intentasen memorizar cada facción del otro.

- Dante - repitió ella mientras se limpiaba las lágrimas - Dioses, ¿cómo estáis? ¿Cómo va nuestra misión? -

Él tenía muchas cosas que decirle, pero había otra cosa que rondaba su cabeza - ¿Tú estás bien? - le preguntó con dulzura - ¿Qué has soñado? -

ARES #3 // DIOSES DEL OLIMPODonde viven las historias. Descúbrelo ahora